La Policía local ha dicho que no hay ninguna amenaza “creíble” contra la ciudad, pero desplegará miles de agentes por la zona central de Manhattan y controlará los accesos al “cruce del mundo”, donde se pueden ver conciertos antes del tradicional descenso de la bola de cristal a medianoche.
Este 31 de diciembre, Times Square podrá alcanzar su máxima capacidad por primera vez desde el estallido de la pandemia: en 2020 asistió solo un grupo reducido de trabajadores de primera línea y en 2021 se redujo el aforo a 15.000 personas, muy por debajo de las habituales 60.000.
“Esto muestra que somos supervivientes, que estamos superando la pandemia, encontrando una nueva normalidad, yendo adelante y no hacia atrás, y que el nuevo año trae mucho por lo que tener esperanza”, dijo al canal CBS uno de los organizadores, Tom Harris, presidente de Times Square Alliance.
No obstante, se aplicarán unos requisitos de seguridad que suponen una barrera para muchos, empezando por aguantar el frío: la gente acude temprano para lograr un buen sitio antes del inicio de los festejos a las 6 de la tarde, y eso que hay muchas calles bloqueadas y solo cuatro puntos de entrada.
Además, para entrar al recinto está prohibido llevar mochilas grandes, paraguas, sillas y bebidas alcohólicas, entre otras cosas, y quien abandone el lugar antes de la medianoche no tiene asegurado su retorno, según recordó la Policía en un mensaje de Twitter.
En todo caso, las autoridades de Nueva York no aplican restricciones para eventos en el exterior ni pedirán pruebas de vacunación contra el coronavirus, de acuerdo con la normativa vigente.
El evento de cerca de seis horas estará protagonizado por un cartel musical en el que destacan Chelsea Cutler y JVKE, muy lejos de divas de otras Nocheviejas como Jennifer Lopez, Christina Aguilera o Mariah Carey, y será retransmitido por multitud de canales de televisión.