El caso de la pequeña Maddie, cuya desaparición en el Algarve portugués en 2007 conmocionó al mundo, dio un vuelco este miércoles después de que las autoridades británicas revelasen que investigan a un hombre de 43 años, identificado como Christian B. por el diario germano “Bild”, que cumple condena en una prisión de Alemania.
El sospechoso, que cuenta con un amplio historial delictivo por violencia sexual que incluye a víctimas menores, vivió en el Algarve entre 1995 y 2007, y el día de la desaparición de la niña se encontraba cerca de la casa de Praia da Luz, donde los McCann pasaban las vacaciones.
El equipo de Scotland Yard (la Policía Metropolitana de Londres) que dirige la llamada Operación Grange, destinada a hallar pistas de la niña desde 2011, ha colaborado con las autoridades alemanas para dar con este sospechoso y ha identificado dos vehículos que pudo utilizar en el momento de la desaparición.
Si bien la fiscalía alemana de Braunschweig dijo hoy que parte de la base de que la menor está muerta y sospecha que su asesino es el hombre recientemente identificado, según la prensa británica, Scotland Yard sigue investigando una desaparición al no tener “evidencia definitiva de si Madeleine está viva o muerta”.
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Desde aquel fatídico 3 de mayo de 2007, el caso Madeleine McCann reunía todas las características para ser objeto de teorías y conjeturas: enfrentamientos entre la policía británica y portuguesa, contradicciones sobre la versión de los padres y su entorno, multitud de sospechosos y pruebas poco concluyentes. El cóctel perfecto para que la historia llegara también a las pantallas a través de varios documentales.
La investigación portuguesa, liderada en sus inicios por Gonçalo Amaral, puso en el punto de mira a los padres, Kate y Gerry McCann, que llegaron a ser formalmente investigados, aunque los indicios fueron concluyentes.
Amaral, que acabó siendo despedido, encontró vacilaciones en el testimonio de los progenitores que siempre han defendido que la niña, entonces de 3 años, desapareció cuando dormía junto a sus hermanos (los gemelos Amelie y Sean, de dos años), en el apartamento de Praia da Luz, mientras ellos cenaban en un restaurante cercano con una pareja de amigos.
Tras más de una década de búsqueda infructuosa con multitud de apariciones públicas para tratar que el caso no cayera en el olvido, los McCann afirmaron que dan la “bienvenida” a la nueva línea de investigación y destacaron que su deseo es “encontrarla, destapar la verdad y llevar a los responsables ante la justicia”.
“Nunca perderemos la esperanza de encontrar a Madeleine viva, pero cualquiera que sea el resultado, necesitamos saber, tanto como necesitamos encontrar paz”, dijeron en un comunicado este miércoles.
En una entrevista con Efe en 2019, Francisco Moita Flores, ex investigador de la Policía Judicial portuguesa, defendió la tesis portuguesa de que la respuesta a este misterio está en el entorno de la familia, por las “contradicciones” que aseguró había en las declaraciones de los amigos que cenaban con los McCann.
Flores señaló que para aclarar lo sucedido era fundamental llevar a cabo una reconstrucción de los hechos, un procedimiento habitual que, sin embargo, en este caso nunca se hizo.
Se llegó a barajar también la posibilidad de que la niña fuese raptada por una organización dedicada a la pedofilia y la atención internacional que cobró el suceso hizo que, a lo largo de este tiempo, varias personas aseguraran haberla visto, a veces en varios continentes el mismo día, sin que se haya podido demostrar nada.
Tampoco ha ayudado el que se hayan sucedido los enfrentamientos entre los diferentes cuerpos policiales, que actualmente prosiguen sus investigaciones por separado: por un lado Scotland Yard, con un presupuesto que periódicamente se anuncia que se amplía, y por otro la Policía de Oporto que sigue trabajando, aunque de forma más discreta.
Desde ayer se sabe que ahora también la Policía alemana se ha sumado a las pesquisas y pide la colaboración ciudadana para ayudar a esclarecer lo ocurrido.
La investigación en torno a Maddie ha desembocado hasta ahora en más de 2.000 diligencias policiales, 500 búsquedas en la zona del Algarve y 12.000 páginas de proceso que hasta ahora no han conseguido arrojar luz sobre qué le ocurrió a la pequeña.