13 sept. 2024

La obra de José Asunción Flores en el tiempo

En Paraguay se realizará la Semana de la Guarania, en su 10ª edición en que se abordarán varias facetas de su creador, nacido en el humilde barrio de Punta Karapã, en Asunción, un 27 de agosto de 1904, y se producirá el estreno del poema sinfónico para ballet ‘India’.

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El Maestro en una calle de Buenos Aires. Década de 1960.

Antonio V. Pecci
Periodista e investigador
antoniopeccipy@yahoo.com

En qué medida la Guarania representa al Paraguay? ¿De qué modo aporta a su identidad cultural? Camino al centenario de su creación, ¿cual es el estado de este género musical creado en 1925? Sin duda hay varias teorías o leyendas urbanas que no se ajustan a la realidad y siguen circulando. Por lo que se hace necesario analizar el devenir del género, desde principios del siglo XX hasta la actualidad.

Hay que decir en principio, que algo que no se le perdonó a José Asunción Flores (Asunción, 1904-Buenos Aires, 1972) fue su excesivo apego a las fuentes populares, al folclore del país. Otro aspecto que no está bien asumido es su paso al campo sinfónico, con el cual buscó jerarquizar la Guarania de modo que pudiera figurar en el repertorio de las grandes orquestas.

La élite culta del país, en los inicios del nuevo ritmo, hacia las décadas de 1920 y 1930, cuestionó que un joven músico de origen popular pudiera crear un nuevo ritmo. Y, además, que estuviera basado en temáticas populares, así como en formas no tradicionales, sin apelar a los modelos europeos. Lo que le valió artículos muy críticos hacia su persona y su obra. Distintas fuentes confirman que esos ataques, principalmente de un músico que firmaba con el seudónimo ‘Smerdiakoff’, hicieron mella en el ánimo del joven integrante de la Banda de Policía. Un grupo de compañeros lo alentaba para continuar creando. Y salieron a escribir en su defensa poetas y periodistas como Herib Campos Cervera, Facundo Recalde y Manuel Ortiz Guerrero. Este último publicó hacia 1930 en El Diario, un artículo titulado ‘Saludo a José Asunción Flores’ en que apuntaba a la posibilidad de que alguien ‘salido del yuyal’ pudiera aportar algo nuevo al arte musical. El poeta guaireño tenía una autoridad moral y un peso artístico ponderable, ya que era quien había consolidado la figura del escritor a nivel social.

El apoyo de esta figura paradigmática y crítica al poder fue importante no solo para defender a la joven y emergente figura, sino para sostener toda una línea de defensa de la cultura popular, ninguneada por las clases altas, cuyas referencias eran la cultura francesa y las traspolaciones a Buenos Aires. Una burguesía que importaba pinturas, vestidos, vajillas, libros y gran parte del bagaje cultural parisino. Aunque de escaso aporte en la creación de conservatorios, orquestas y teatros a nivel local. A diferencia de las élites económicas de otras ciudades como Bs. As. Rosario, Córdoba, Montevideo, Río de Janeiro, Santiago de Chile, las que impulsaron la creación de conservatorios, teatros, repertorio de obras locales, orquestas y visitas de compañías extranjeras.

La Guarania era un desafío a ésa visión del mundo, ya que expresaba al público, en una forma nueva y lenguaje accesible, los temas referentes a los sufridos ‘mensú’ de los yerbales, la figura del obrero, la de los pueblos indígenas y reivindicaba el idioma guarani y el papel de la mujer, a través de melodías lentas y nostalgiosas, vibrantes por momentos. ¿Qué era eso?... Un buen músico tenía que abocarse a crear valses, sonatas, conciertos para violín y piano, inspirado en los grandes maestros europeos, en su forma y contenido.

Hay que decir que tampoco a Agustín Pío Barrios (San Juan Bautista, 1885-San Salvador, 1944), el gran compositor de guitarra clásica se le perdonó que bebiera de las fuentes populares en el país y en Latinoamérica como motivo de inspiración para sus obras. Según nos comentaba el notable guitarrista John Williams, explicando por qué estuvieron sus creaciones marginadas del repertorio internacional por décadas.

Apuntaba Édgar Valdes, amigo entrañable del Maestro y crítico literario: '...las melodías de Flores son profundamente penetrantes, porque escarban en lo más hondo de nuestra sensibilidad. Hay dolores, hay sufrimientos, hay esperanzas de tal naturaleza que no pueden ser expresadas con medios tan toscos como son las palabras. Y en el caso de los paraguayos, esto es más evidente todavía porque toda nuestra historia no es sino una historia de desastres, de promesas de plenitud que nunca fueron cumplidas (...) Solo grandes pensadores como Barrett o artistas como Flores pudieron llegar a lo más hondo del inconsciente colectivo. Allí quizá se encuentre la raíz de sus creaciones y por eso Barrett nos vio como el pueblo más desdichado de la Tierra, en tanto que la música de Flores nos expresa la melancolía, la nostalgia, esa noción de paraíso perdido que siempre nos acompaña’.

Carlos Villagra Marsal, uno de los destacados estudiosos de nuestras raíces, afirmaba que la cultura paraguaya está basada en tres elementos: El mestizaje hispano-guarani, el idioma guaraní y la Guarania. A lo que agregaba Elvio Romero, que esos tres componentes son los que le dieron una homogeneidad cultural al país, que permitió que las expresiones artísticas tuvieran repercusión nacional. A diferencia, decía de países vecinos, que tenían un folklore regional, que se diferenciaba en cada zona.

A su vez, el maestro Luis Szarán apunta que la conciencia de un sentimiento nacional arranca justamente con Agustín Pio Barrios quien dedica a esta tendencia un reducido porcentaje de su producción, orientado a la guitarra, es el caso de ‘Danza paraguaya’. Y se define y se fortalece con Flores, cuyo liderazgo a su vez logra despertar la conciencia y la sensibilidad de sus contemporáneos. “A partir de entonces y hasta bien entrada la década de 1970, no se conocerá otra forma de expresión musical. La generación que precedió a éste grupo no ha producido una sola obra de primer orden, en la cual se encuentren los caracteres de la nacionalidad (…) Desde el humilde espacio, bajo una planta mango, en la Banda de la Policía, hasta en los círculos artísticos más encumbrados en Moscú, inculcó a sus contemporáneos el gusto por las formas artísticas y les indicó los caminos a través de la comprensión de las expresiones populares. (…) ‘Todo elemento extraído de las expresiones populares, y la vida misma, tiene un principio de universalidad’ solía expresar con frecuencia.”

Una música ATEMPORAL

Como señalaba el músico Óscar Cardozo Ocampo en una conversación mantenida en 1995: ‘Considero que la obra de Flores representa, en mi opinión, la obra de un genio. El sustantivo genio creo que se utiliza últimamente con mucha irresponsabilidad. Es muy fácil decir “este tipo es un genio”. Pero ¿cuál es realmente el sentido de un genio? Es el que surge como un fenómeno en ámbitos que no reúnen las condiciones, como es el caso de Flores, que nace en este país a principios de este siglo, cuyo entorno no era el que le brindaba los mejores elementos para su formación. Como fue el caso de Barrios, que está en la misma categoría. Y, sin embargo, surge a pesar de todos esos obstáculos, de todos esas contras, el talento de Flores. A partir del arreglo que hace de Ma’erãpa reikuaase, –decía el connotado músico– él sienta las bases, marca el camino para que se desarrollen otros músicos paraguayos, también muy talentosos. Pero esa categoría de genio yo se la reservo a Flores. Porque su obra tiene la vigencia de lo genial, está más allá de la transformación del tiempo, tiene la grandiosidad y la simpleza de ser entendible y percibible en su estética bella por cualquier país del mundo. La melodía de José Asunción Flores es de una contundencia estética que va mucho más allá de las palabras, de los idiomas y de la información. Para mí, va a los sentimientos más nobles, más profundos. Por eso es atemporal y está ubicada en cualquier lugar del mundo.’

La realización de un Simposio sobre la Guarania en noviembre del 2023 fue la oportunidad para un cruce de miradas y enfoques tendientes a revalorizar este legado artístico tan importante para el país, que se busca ahora inscribirlo en la lista representativa de la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

El extraordinario aporte del Maestro –fallecido hace 52 años en su exilio en Buenos Aires–, con la creación de un nuevo género musical constituye para el país un hecho a ser revalorizado, a la luz del modelo musical creado y en el marco del cual compuso un conjunto de obras populares y sinfónicas que siguen impactando nuestra sensibilidad y permiten nuevas lecturas. Tanto el conjunto de sus obras populares como ‘Arribeño resay’ (‘Lágrimas de un arribeño’), ‘Ka’aty’ (‘Yerbal’), ‘Gallito cantor’, ‘Ne rendápe aju’ (‘Vengo junto a ti’) hasta sus poemas sinfónicos como ‘Mburicao’ (‘Danza del agua’), Guyrau’ (‘Tordo negro’), ‘India’, pieza para ballet; ‘Pyhare pyte’ (‘Noche profunda’) y su gran canto en favor de la fraternidad universal y contra la guerra, ‘María de la Paz’, inspirada en la tragedia del bombardeo nuclear a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.

Prohibido durante décadas por regímenes autoritarios en su país, debido a sus ideales socialistas y su lucha por la libertad de los presos políticos, Flores logró, sin embargo, que toda su obra popular y sus once poemas sinfónicos fueran interpretados en conciertos y grabados en discos, durante el transcurrir de su vida. Un caso único en la historia musical del Paraguay.

En el 2023, además, se han logrado rescatar sus textos autobiográficos escritos en la última etapa de su vida, en medio de una grave enfermedad. Los mismos fueron publicados con el título ‘Memorias’ de José Asunción Flores, cuyos editores fueron Alcibiades González Delvalle y quien esto escribe. En dicho trabajo el maestro refuta el ataque de la dictadura stronista (1954-1989) que lanzó una campaña en que se le negaba la paternidad de la Guarania. Pero, a la vez, brinda datos valiosos del proceso de creación del nuevo género musical, las etapas que lo caracterizan, sus raíces, y el gran desafío de que a través de éste género musical los compositores pudieran jerarquizar la música paraguaya con sus aportes en el plano sinfónico.

El destacado novelista Augusto Roa Bastos, Premio Cervantes 1989, entrañable amigo del músico y compañero de exilio durante muchos años en la capital argentina diría: ‘Flores es un hombre excepcional, aunque esta palabra está muy gastada (…) Un hombre que se hizo a sí mismo. Uno de los pocos paraguayos que yo he visto forjarse por su talento, su voluntad, por su intuición de la condición humana. Era, además, una especie de resplandor permanente de júbilo vital”. Y Berta Rojas, talentosa intérprete de guitarra afirma que el gran guitarrista argentino Juan Falú le comentaba que en su opinión ‘la Guarania es el género más romántico de la música latinoamericana junto al bolero’.

Un legado que nos interpela como sociedad.

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