El presidente de la nación Argentina, Javier Milei, llegó al Palacio de López sin agenda previa en una visita exprés que duró menos de tres horas. La Presidencia anunció una conferencia de prensa con preguntas de los periodistas, pero bien a la manera del economista, finalmente solo se dio una declaración conjunta, que el argentino completó con dificultad.
La comunicación oficial de Presidencia recién reveló el contenido de la bilateral nueve horas después de su finalización, un texto que reproducía al pie las mismas insulsas generalidades que pronunciaron los presidentes al mediodía.
¿Cuáles eran los temas pendientes con Argentina? Por un lado, la cuestión de la deuda por la Entidad Binacional Yacyretá, que es aprovechada en un 93% por el país vecino, cuestionada por Paraguay y reconocida en su momento por el ex presidente Horacio Cartes. A pesar de que nuestra nación aprovechó solo el 7% de la producción energética, aceptaba pagar la mitad de la deuda.
La polémica por la EBY no termina ahí. Esta binacional adeuda al estado paraguayo 15 años de aporte por territorios inundados, alrededor de mil millones de dólares americanos y, por si fuera poco, una deuda por generación de energía que asciende a alrededor de USD 50 millones.
Sobre este tema solo expusieron que “reafirmaron la relevancia de la Entidad Binacional Yacyretá como pilar de la integración energética” y “dialogaron sobre las medidas necesarias para mejorar su funcionamiento”. ¿Las estrategias de resolución de conflictos? Bien, gracias.
Por otro lado, a todo esto se suma la cuestión de la Hidrovía. Aunque Milei tiene serias pretensiones de privatizar esta salida al mar, generando un impacto poderosísimo en la economía paraguaya, en el documento solo “resaltaron el valor estratégico del Corredor Bioceánico como herramienta clave para fortalecer la conectividad regional”.
No hubo mención sobre la situación de los cientos de miles de paraguayos en el país vecino. Tampoco sobre las nuevas políticas migratorias que propuso el Gobierno argentino acerca de pagos por salud y educación o deportaciones.
Así, entre generalidades diplomáticas y compromisos vacíos, la visita de Milei pasó como un relámpago en un día nublado muy parecido al de ayer: Mucho ruido, poca luz y cero soluciones.
Paraguay, una vez más, se queda esperando que la retórica se convierta en acción, mientras la deuda crece, las promesas se las lleva el viento.
Pero no hay que preocuparse, al menos, la “integración regional” en el papel... aunque a este paso, pronto será lo único que nos quede para leer mientras navegamos por la Hidrovía privatizada y pagamos la cuenta de lo que otros deciden.
La política exterior de Peña sigue acumulando fracasos: No pudo colocar a su candidato en la Secretaría General de la OEA, el equipo negociador con Brasil está bajo fuego por cuestionamientos sobre su ineptitud, y ahora, con Milei, repite el libreto de la diplomacia del saludo y la foto. ¿Será piko que algunos confunden las relaciones internacionales con un concurso de simpatía? Los resultados concretos, hasta ahora, aún se hacen esperar. ¡Viva la diplomacia eficiente!