01 dic. 2024

La Orquesta de Cateura: Beethoven entre la basura

Celebridades del rock viajan de incógnito al Paraguay para conocerlos. La actriz de Harry Potter se inspira escuchándolos. Hollywood los muestra como chicos pobres que tocan a Beethoven con instrumentos musicales reciclados, en medio de la basura. ¿Alcanzará para que puedan acceder a un futuro diferente?

Orquesta Cateura

David Ellefson, bajista de Megadeth, ensayando con los chicos de la Orquesta de Cateura. Foto: Andrés Colmán Gutiérrez.

Por Andrés Colmán Gutiérrez | Twitter: @andrescolman

¿Cómo saber si la felicidad es real o imaginada?, se pregunta Ada Maribel Ríos Bogado, la joven adolescente de 14 años que aparece en el tráiler del documental Landfill Harmonic (La armonía del vertedero), ejecutando un violín fabricado con un tenedor descartado y una vieja asadera de cocina.

A ella todavía le cuesta creer lo que sucedió el mágico día en que el corazón casi le salió por la boca, de tanta emoción.

Fue en la mañana del miércoles 15 de mayo, feriado por ser el Día de la Independencia y el Día de la Madre. En el humilde hogar de la familia Ríos, en el Bañado Sur, había ambiente de celebración. El papá, Jorge, había ido al supermercado a buscar carne para el asado. La mamá, Marina, andaba por la cocina. Ada y su hermana menor Noelia (12) estaban en el patio, discutiendo alguna tontería, cuando alguien saludó desde el portón con un sonoro "¡buenos días!”.

Ada giró la vista para ver quienes llegaban de visita, y se quiso morir.

-Le reconocí al instante, era igualito que en las fotos. –relata, todavía con la voz quebrada de emoción-. Pensé que estaba alucinando. ¡No podía creer que uno de mis más grandes ídolos mundiales estuviera aquí, en el Paraguay, en el Bañado Sur, entrando en el patio de mi casa!

El sorpresivo visitante no era otro que David Ellefson, bajista y fundador de la renombrada banda estadounidense de trash metal Megadeth, que acababa de llegar por primera vez al Paraguay, de incógnito, para conocer personalmente a los integrantes de la Orquesta de Cateura.

A través del posteo de un amigo en la red social Facebook, David había visto el corto promocional del documental Landfill Harmonic, que está rodando el cineasta estadounidense Graham Townsley, cuyo estreno se anuncia para 2014.

“Quedé impactado al saber de la experiencia y quise conocer más sobre estos chicos”, relató el bajista de Megadeth, quien les envió remeras, discos y posters autobiografiados de la banda. Luego contactó con la producción del filme, encontró un hueco en su agenda y decidió viajar para conocerlos, pidiendo que su presencia en Paraguay sea mantenida en reserva.

Tras recorrer el Bañado Sur y visitar a algunos de los integrantes en su propia casa, Ellefson compartió un ensayo con los integrantes de la orquesta e improvisó con ellos una versión de Simphony of destruction, un clásico tema de Megadeth. Impactado por la dura realidad social en que sobreviven los chicos y chicas, y el esfuerzo que hacen por salir adelante, el músico se quebró de la emoción.

“Yo siempre fui una fan de Megadeth, pero nunca me imaginé que uno de sus principales integrantes iba a aparecer en mi propia casa, para decirme que él era también mi fan, y que venía desde Estados Unidos a visitarme. Me sentí en el aire, no sabía si era realidad o imaginación”, recuerda Ada Ríos, quien desde entonces siente que es mucho mayor el compromiso por esforzarse y seguir aprendiendo, para convertirse en una gran violinista.

Un ambientalista con vocación musical.

La historia de la Orquesta de Instrumentos Reciclados se inicia en el 2006, cuando el técnico ambientalista Favio Hernán Chávez llegó al Bañado Sur para trabajar en Procicla, un proyecto de reciclado que impulsaba la organización no gubernamental Gestión Ambiental para el Desarrollo Sustentable (GEAM).

En su otra faceta, Fabio era músico de vocación. En la ciudad en la que creció, Carapeguá, aprendió a tocar la guitarra desde niño y a los once años de edad ya integraba el coro de la parroquia.

“En el Bañado Sur me encontré con mucha más pobreza que en Carapeguá. Me causaba pena ver como los niños y jóvenes, por falta de oportunidades, eran atraídos hacia la marginalidad, la delincuencia y las drogas. Pensé que debía hacer algo para ayudarles”, cuenta Fabio, quien se propuso crear allí una escuela de música, pero se encontró con un problema: Los instrumentos musicales eran muy caros y la mayoría de los padres de familia no los podían adquirir, ya que apenas ganaban para el sustento diario, trabajando en el reciclado de basura.

Un día, uno de los gancheros (recicladores) del vertedero, Nicolás Gómez, Colá, encontró un viejo violín en medio de la basura. Recurriendo a otros objetos de desperdicios, con la ayuda de Fabio logró repararlo y ponerlo en condiciones. Así nació el primer instrumento musical reciclado y Colá se convirtió en el gran lutier (constructor de instrumentos) de Cateura.

“Aquí un violín cuesta más que cualquier humilde casa donde los chicos viven. Por eso nos propusimos construir instrumentos musicales con objetos reciclados de la basura, para que tengan algo con qué aprender. En esa época no pensábamos siquiera en formar una orquesta y menos que esta se convertiría en una atracción mundial”, destaca el maestro Chávez.

El contacto con el proyecto Sonidos de la Tierra, que dirige el director orquestal Luis Szarán, le dio otra proyección a la iniciativa, y la orquesta fue tomando forma. Szarán lleva más de una década impulsando un ambicioso programa de integración social y comunitaria a través de la música, y le supo dar un enfoque más universal a la propuesta, pero surgieron conflictos y tensiones internas, y desde hace dos años el maestro Chávez y sus alumnos decidieron que la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura sea autónoma, y construya su propio camino, en forma independiente.

El himno a la alegría.

Calles rotas, casas humildes, arroyos con agua servida y un olor nauseabundo que impregna el aire. Febril carrera de camionetas cargadas con mercaderías y carritos tirados por caballos. El Bañado Sur es un paisaje siempre fronterizo, un western tercermundista, en donde los recicladores y los pescadores ribereños conviven con los contrabandistas y los traficantes de crac.

Los miércoles, poco después del mediodía, una procesión de niños y adolescentes se abren paso entre los canales de basura, portando oscuras fundas de instrumentos musicales. En las aulas del centro educativo Vy’a Rendá (El lugar de la alegría), se van juntando los abrazos y los acordes, primero como notas sueltas y apuradas, que poco a poco se van ensamblando en una melodiosa sinfonía.

Hay manos juguetonas que acarician las guitarras hechas con latas de dulce de batatas, el chelo fabricado con un viejo tambor de aceite, la flauta improvisada con un caño de desague, monedas y tapitas de cerveza. Un cuadro que más se parece a un cómico espectáculo circense que al ensayo de una orquesta de música. Hasta que el maestro Fabio enciende un proyector conectado a su laptop y sobre la pared descascarada se exhibe la partitura de la Novena Sinfonía de Beethoven, y sus manos inquietas empiezan a tejer indicaciones en el aire, ordenando el caos sonoro en el arranque estruendoso del Himno a la Alegría.

“Fíjense en la felicidad que hay en los rostros de estos chicos, cuando ejecutan sus instrumentos. Miren cómo se transforman. Es como si la música hiciera que le broten alas poderosas, para ayudarles a volar lejos de esta dura realidad de pobreza, hacia muy lejos, hacia un mundo mejor”, reflexiona Fátima, una educadora que acompaña a un grupo de empresarios japoneses de visita al país, y que atraídos por la resonancia mediática del documental Landfill Harmonic, no han querido perderse asistir a un ensayo de la orquesta.

Actualmente, la orquesta tiene alrededor de unos 30 integrantes estables, con edades que van entre los 10 y 21 años. Para los viajes internacionales se seleccionan entre 15 a 18 miembros, en grupos que van rotando, para que todos tengan oportunidad. Pero el entusiasmo se ha extendido y los días sábados se juntan más de 70 chicos y chicas el barrio, con ganas de aprender música en los talleres semanales que el maestro Fabio y los demás miembros de la orquesta dictan en la escuela barrial.

Tras un viaje a Palestina, invitados a actuar en el Ramallah Cultural Palace, como parte del Festival Internacional de Música y Danza de Palestina, inician la grabación de un primer disco junto a la gran concertista de guitarra Berta Rojas, y reciben a un equipo de la Televisión Alemana (RDA) y preparan un nuevo viaje para realizar conciertos en Estados Unidos.

En estos días, la joven actriz Emma Watson, que encarna al personaje Hermione Granger en la popular serie de filmes de Harry Potter, le dio otro fuerte respaldo global al documental sobre la orquesta de Cateura. El 26 de junio, desde su cuenta de twitter escribió: "¿Necesitan inspiración esta mañana? Esto me ayudó a mí. Esta es la ‘Landfill Harmonic’”. Y anexó el tráiler de la película en producción.

La Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura se ha vuelto la atracción cultural y social internacional más mediática del Paraguay.

“Yo no sé si la música les permitirá salir o no de la pobreza, pero les está abriendo oportunidades que de otro modo no encontrarían”, dice el maestro Fabio, mientras cambia la hoja de partitura proyectada en la pared.

Es el momento del arreglo final y la música llena el aire. Los violines abren paso a los vientos. La sinfonía concluye con un movimiento rápido y vibrante en forma de sonata. Los visitantes japoneses se levantan a aplaudir, conmovidos. Los chicos y chicas de la orquesta saludan, sonrientes. A través de la ventana, los últimos rayos del Sol cubren de oro las aguas del río Paraguay.