No se recuerda la vez en que el Día del Periodista se encontrara en su fecha de celebración con las redacciones vacías, trabajando desde la casa, los entrevistados respondiendo desde videollamadas, con conferencias de prensa virtuales y horarios escalonados. A pesar de los cambios, el Covid-19 reivindica más que nunca la labor de los trabajadores de prensa.
Los bombardeos de las cadenas de WhatsApp, los tuits y publicaciones en Facebook sin fuente y el confinamiento por la pandemia del coronavirus hicieron que el contenido periodístico se vuelva un bien más que necesario para la ciudadanía que requiere de claridad.
Sin embargo, esta situación obligó a cambiar el estilo de vida de todos y la forma de hacer periodismo, en definitiva, ya no es como se la conocía. Cómo adaptarse a lo anormal y cómo se afrontarán los desafíos que ya arrastraba el periodismo son la nueva encrucijada de la profesión.
“No es fácil”
Quedarse en casa es la consigna que si bien conlleva mucho más que la intención, porque depende de innumerables factores, tampoco es fácil para los que están obligados a salir.
El que puede decirlo con mucha propiedad es Ernesto Ovelar, trabaja para Última Hora desde hace más de dos décadas y con un simple, pero comprensible, “no es fácil” cuenta sobre esta nueva vivencia.
“Para mí no es fácil, los días que trabajo son de 7.00 a 15.00. Hago todo lo que recomiendan sobre los cuidados y las formas de prevenir el contagio: lavado de manos constantemente, uso de tapabocas y alcohol en gel”, comentó.
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El trabajo de informar no sería posible sin aquellos encargados de hacer llegar a los comunicadores a las coberturas y ahora mucho menos cuando también depende de ellos para salir y volver a sus casas.
No obstante, para Ovelar —como todos lo llaman—, el cambio de sus tareas, los turnos intercalados o el protocolo sanitario no son tan pesados a la hora de compararlo con el encuentro con su familia. Dice que su mayor añoranza son sus hijas y nietas, a las que no ve hace más de un mes.
“Extraño viajar a Pirayú y compartir con mis nietas e hijas, pero siempre están las videollamadas para mantener la comunicación”, se anima. El trabajador de prensa reconoce que cada vez que sale de su casa lo hace con “con mucha confianza en Dios y es eso lo que me sostiene”.
“Necesitamos salir afuera, mostrar lo que estamos pasando”
Encontrar a un reportero gráfico en calma no es muy frecuente, ya que su temerario trabajo consiste pasar por cualquier obstáculo para encontrar la instantánea de los hechos, pero para José Bogado, quien se desempeña como fotorreportero, esta vez la situación los obliga a ser mucho más cautelosos.
Sin embargo, esto no es impedimento para continuar trabajando, como lo viene haciendo desde hace 13 años.
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“Necesitamos estar afuera, mostrar lo que estamos pasando y lo que implica sobrellevar esta situación, pero de regreso a casa la conciencia te obliga a cuestionarte si te lavaste las manos luego de tocar algo, te agobias pensando que estuviste con personas, de quienes no sabes dónde estuvieron”, relata.
El fotógrafo explica que el reportero gráfico siempre busca esa situación límite. Trajo a la memoria la vez que fue alcanzado por los balines de goma, en una represión policial a manifestantes que llegaban al Congreso para protestar contra el intento de establecer la reelección.
“Sabemos que nos exponemos, pero ahí estamos, ya sean manifestaciones, enfrentamientos. En esos momentos no pensás en el peligro, sino en tener esa toma, tener una foto diferente, con el riesgo de salir lastimados; este caso es lo mismo, pero esta vez salimos sin saber si regresamos con ese enemigo invisible”, asegura.
“Nuestro trabajo es ir y encontrarnos con lo que suceda”
Édgar Rivas es camarógrafo de Telefuturo y NPY; desde hace 22 años realiza coberturas y es uno de los encargados de transmitir en el momento la información que surge. Actualmente, reconoce que su edad y salud le obligan a quedarse en estudio.
Aun dentro del set recuerda el riesgoso trabajo de quienes están detrás de cámara y deben salir a las calles a enfrentarse con los hechos desde mucho antes del coronavirus. “Nuestro trabajo es ir y encontrarnos con lo que suceda, nada está programado. Siempre fuimos de choque”, señala.
Añade que ahora se tuvieron que adecuar al cambio de turno, escalonándose. Distanciamiento social y excesivos hábitos de limpieza dentro y fuera del canal se volvieron parte de su día a día. “No somos solo nosotros, sino todos los que están detrás tuyo”, reflexiona.
Édgar también reconoce el aporte de la comunicación, no solo como parte de su trabajo sino para enfrentar el Covid-19. “Si comparamos esto con la Gripe Española, eso duró años y llegó a devastar poblaciones porque llegó a lugares donde no había medios de comunicación, ni la globalización que ahora nos permitió saber del Covid-19 antes de que llegara al país”, agrega.
El valor del periodismo de contenido
De la buena salud que goce el periodismo dependerá el espacio para temas trascendentales como la educación, la salud, la seguridad, entre otras áreas eternamente olvidadas que el coronavirus hizo que nos incomodara y nos obligara a exigir atención de parte del Estado.
La periodista de política y presentadora de noticias de Telefuturo y NPY Rocío Pereira Da Costa realiza una introspección de las facultades del periodismo que, a su parecer, fueron quedando de lado “en medio del inmediatismo y la superficialidad”.
“El periodismo de investigación está siendo valorado en este momento y también el periodismo de contenido, porque se les da espacio a temas que a nadie le importaban, porque les prestamos atención a cosas superficiales, y ahora sí estamos viendo cuando se está invirtiendo realmente en salud, en educación y los sectores sociales”, refiere.
Con vasta experiencia en los temas legislativos, también comenta sobre esa nostalgia de no poder tomar el testimonio desde el lugar de los hechos, no poder contrastar versiones en el momento a causa del aislamiento y explica cómo las tareas presentan nuevas dificultades.
“Con la incorporación del teletrabajo ahora el entrevistado es quien se tiene que grabar en un video, se le debe explicar la forma en que se debe grabar, el tiempo. Requiere de la predisposición de que el entrevistado quiera ser entrevistador y camarógrafo a la vez”, revela.
Con más de 15 años en la profesión y muy consciente de la responsabilidad que implica ser custodios del bien público, se enorgullece en decir que sin el periodismo no sabríamos si la asistencia social del Gobierno llega a todas las familias o si las aulas virtuales funcionaban realmente como dicen las versiones oficiales.
“Nuestra mirada social está un poco anémica, porque puede ofrecer más”
Para avanzar hay que seguir mejorando, de esto no le queda dudas al periodista de Última Hora Carlos Morales; su trabajo cubriendo el área de salud lo hace mucho más sensible y exigente en las cuestiones que se demandan con suma urgencia.
“Si bien es cierto la pandemia permitió dar foco a los sectores más carenciados, para el periodista es todavía anémico el trabajo que se hace. Es necesario insistir con lo que pasa después de que sale la noticia, hay un compromiso social, pero tiene que haber más”, menciona.
“Nuestra mirada social está un poco anémica, porque puede ofrecer mucho más. Hay muchas cosas a la deriva que se pueden indagar más”, insiste.
Para el redactor es todavía más imperiosa la necesidad de destacar la labor riesgosa de los compañeros del interior del país, de aquellos que informan a través de las radios comunitarias y de los medios digitales de cada zona, en muchos casos independientes y que se encuentran mucho más desprotegidos.
“Ellos dependen directamente del trabajo del día a día, su sustento es parte de eso. Es diferente los que tienen una estructura y un sistema de trabajo como los medios más grandes que se encuentran medianamente resguardados”, remarca.
El periodismo especializado es vital
Para Morales, la pandemia hace notar la necesidad de contar con periodistas especializados en cada área, que no solo cubran el área sino que se especialicen en ella. Apostar a capacitar a los periodistas en cada área es una tarea pendiente para las empresas.
“Un periodista especializado es un referente de sus compañeros, a más de dar información precisa, también enseña. Es fundamental contar con profesionales que puedan darte datos precisos, que además de contrastar la información tienen un rol social bastante importante ya que ayudan a aliviar la ansiedad”, destaca.
Apunta que no solo le preocupan aquellos que hablan por hablar o publican informaciones falsas, sino más bien que de fuentes oficiales se podría estar nutriendo una falsa seguridad y que no nos permita ver cuando la curva del contagio suba.
El periodismo va a sobrevivir
A pesar de la crisis económica que probablemente va a precarizar aún más la situación del periodismo, que el sector ya venía sufriendo una mansalva de despidos y que todavía no tiene el panorama de los próximos meses, para Carlos el periodismo paraguayo va a sobrevivir a esta pandemia.
No obstante, la tarea será reinventarse, quizás con el impulso de este virus que ya nos obligó a apostar a nuevas formas de trabajo, de ingresos y de ejercer esta profesión.