Hace exactamente una década que se estrenó la cinta que en las navidades de 2009 logró convertirse en la más taquillera de la historia, al tiempo que se coló en todas las conversaciones por sus logros técnicos, pero también por contar una historia sobre la convivencia con la naturaleza que suena tan vigente en la actualidad. Llama la atención el escaso poso cultural que tiene hoy esta obra de James Cameron que, sin embargo, aguantó hasta este año como el filme con más recaudación de la historia, solo superada por Los vengadores Endgame, de Marvel.
Segunda parte. Quizás para remediar el olvido, Cameron prepara una secuela de Avatar que serán cuatro películas, dos de ellas rodadas a la par y actualmente en fase de posproducción para estrenarse en 2021 y 2023, y las dos últimas previstas para 2025 y 2027, si las anteriores reciben el respaldo del público.
Así, el mundo volverá a viajar a Pandora, aquel planeta imaginario al que, según Avatar, los humanos viajaríamos en el año 2154 para encontrar un mineral que solucionaría los problemas energéticos. Curiosamente, la cinta de Cameron avanzó en 2009 uno de los problemas que más preocupan ahora en la agenda internacional, el del acceso a fuentes de energía sostenibles. Por aquel entonces la preocupación existía pero sonaba lejana y casi ficcional, hasta que el tiempo se echó encima. También indagó la tensa relación que existe entre la supervivencia de los humanos y el equilibrio de la naturaleza. EFE