Esa es la principal conclusión de un estudio desarrollado por científicos de la Fundación Charles Darwin (FCD) y el Galapagos Science Center, de la Universidad San Francisco de Quito, con guardaparques de la Dirección del Parque Nacional Galápagos.
Harry Reyes, biólogo de la Dirección del Parque comentó que el estudio comenzó hace tres años cuando se percataron de un aumento en el número de tiburones tigre en el norte de la isla Santa Cruz y en el sur de la Isabela.
A 18 tiburones en Santa Cruz y 15 en Isabela, los expertos colocaron, indistintamente, transmisores acústicos (chip) en el vientre y satelitales (pinza) en las aletas para monitorearlos.
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Gracias a ello, determinaron que estos permanecieron dentro de la Reserva Marina de Galápagos más del 90 por ciento del tiempo que fueron seguidos y mostraron una alta tendencia a permanecer alrededor de las zonas de anidación de tortugas verdes.
Reguladores del equilibrio de las especies marinas, los tiburones tigre pueden llegar a medir 4,5 metros desde el hocico al tope de la aleta caudal, tienen el vientre blanco y el dorso con manchas que se asemejan a la de los tigres.
Estudio no invasivo
El responsable de Conservación y Uso de Ecosistemas Marinos, Reyes, explica que estudiar la dieta de esos depredadores permite determinar el funcionamiento de los ecosistemas marinos de forma natural.
Por ello, cuatro expertos ecuatorianos y dos españoles emprendieron en un nuevo mecanismo para determinar la dieta, pues analizar el contenido del estómago resultaba muy invasivo para el escualo.
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Y es que con esa técnica debían agarrar al tiburón, meterle una manguera en el estómago y, por medio de presión, sacarle todo el contenido estomacal, mientras que con el nuevo mecanismo, tomaron muestras de tejidos de piel para someterlos a análisis de laboratorios.
A través de las sustancias químicas halladas en esas muestras pudieron determinar las especies que habían consumido en los últimos seis meses los tiburones tigre, incluidos en la categoría “casi amenazada”, de la lista roja de especies en peligro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Otras revelaciones
Además de la dieta, el estudio demostró que las grandes áreas marinas protegidas, con ecosistemas en buen estado y abundancia de recursos, pueden ser efectivas en la protección de especies altamente migratorias como el tiburón tigre, que dentro de la Reserva Marina de Galápagos se mueve en distancias cortas.
Gracias a la investigación, se pueden elaborar planes de manejo y protección de la especie, así como de seguridad para turistas que hacen snorkel en Galápagos, donde no se han reportado ataques de tiburones tigre.
La Reserva Marina de Galápagos es uno de los pocos sitios del mundo con buen estado de conservación de las poblaciones de tiburones, cuyos avistamientos son de gran importancia para el turismo marino, según el Parque Nacional.
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En sus cálculos “cada tiburón vivo contribuye un valor de 360.105 dólares anuales a la economía de las islas” por el turismo.
“De un tiburón capturado no se puede sacar ni mil dólares por ventas de aletas, dientes, el hígado o la carne”, señala Reyes, que trabaja hace veinte años en el archipiélago, declarado Patrimonio Natural de la Humanidad en 1978 por la Unesco, y que está situado a unos mil kilómetros de las costas continentales ecuatorianas.
Formado por trece islas grandes, seis menores y 42 islotes, el archipiélago alberga una rica biodiversidad que lo convirtió en un laboratorio natural, que permitió al científico inglés Charles Darwin desarrollar su teoría sobre la evolución y selección natural de las especies.