El informe muestra que la pobreza ascendió este año en 1,6 puntos porcentuales respecto a la medición de 2022.
También hubo un avance de la indigencia, que pasó del 8,1 % en 2022 a 9,6 % en el presente año.
Según el informe, la pobreza medida en términos de ingreso, que alcanza a unas 20 millones de personas, se agudiza en la población menor de 18 años, en donde alcanza al 62,9 %.
Algo similar ocurre con la indigencia, que es del 16,2 % entre los 0 y 17 años.
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De acuerdo al estudio, casi siete de cada diez personas sufren al menos una carencia en estas variables: acceso a alimentación y salud, servicios básicos, ambiente saludable, vivienda digna, empleo y seguridad social y accesos educativos.
Quienes evidencian dos o más carencias representan el 44,5 % de la población y los que reportan tres carencias o más, el 28,2 %.
Según observó el ODSA-UCA en su informe, estos altos niveles de pobreza se enmarcan en una “crisis sistémica del régimen económico” de Argentina.
“Nos encontramos en una crisis de desigualdad sistémica económica, social y cultural”, expresó Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina, quien advirtió que, de no haber un cambio en términos de políticas socioeconómicas, la pobreza seguirá aumentando de manera “crónica y estructural”.
El estudio indica, por otra parte, que el ingreso del 33,1 % de los trabajadores ocupados se encuentra por debajo de la canasta básica total, es decir, que uno de cada tres trabajadores es pobre.
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Asimismo, el estudio apunta que un 35,9 % de los hogares de Argentina es beneficiario de programas sociales de transferencia de ingresos y asistencia alimentaria directa.
En este contexto social, el libertario Javier Milei asumirá la presidencia de Argentina el próximo domingo, con promesas de aplicar un plan de “shock” que implicará un fuerte ajuste fiscal y, en principio, una aceleración de la inflación con estancamiento económico hasta estabilizar las variables macroeconómicas.
Según señaló Salvia, “se necesita un plan de estabilización macroeconómica que implique un ajuste en precios relativos y una negociación de deudas internas y externas, cuidando los segmentos sociales más pobres”.
“Si lo pagan los que están más abajo, el proceso no tendrá legitimación”, advirtió.
Fuente: EFE.