La investigación, publicada este miércoles por la revista Nature y dirigida por Charles Zuker, del Instituto Médico Howard Hughes (EEUU), asegura además que esta vía neurológica responde al azúcar y no a los edulcorantes artificiales.
Los científicos ya sabían que ambos activan el mismo sistema de detección del sabor en las papilas gustativas, pero hasta el momento no habían demostrado por qué el azúcar afecta al comportamiento de una manera diferente.
Para ello, el equipo de Zuker realizó una prueba con ratones, a los que ofrecían a la vez agua con azúcar y con edulcorante Acesulfamo-K, que se usa en productos como refrescos bajos en calorías y otros alimentos endulzados.
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Aunque al principio los ratones bebieron ambas, en dos días cambiaron “casi exclusivamente” al agua con azúcar.
“Razonamos que esta motivación insaciable que el animal tiene para consumir azúcar, en lugar de dulzura, podría tener una base neuronal”, aseguró Zuker.
Tras visualizar la actividad cerebral de los roedores, los investigadores identificaron por primera vez una región del cerebro que responde únicamente al azúcar, el núcleo caudal del tracto solitario (cNST, por sus siglas en inglés), situado en el tronco encefálico y separado del campo donde los ratones procesan el sabor.
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El estudio señala que el camino hacia el cNST comienza en el revestimiento del intestino, donde las moléculas provocan una señal que viaja a través del nervio vago, el cual proporciona una línea directa de información hasta el cerebro.
Este circuito neuronal responde a una forma de azúcar -la glucosa y las moléculas parecidas-, e ignora la fructuosa -azúcar en la fruta- y los edulcorantes artificiales.
Según los investigadores, la glucosa es una fuente de energía para todos los seres vivos y eso podría explicar la “especificidad” del sistema hacia ella.
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Para comprender mejor cómo funciona este circuito, el grupo ha comenzado a indagar su conexión con otros mecanismos cerebrales, como los involucrados en la recompensa, la alimentación y las emociones.
Aunque sus pruebas son con ratones, Zuker señaló que la misma vía de detección de glucosa existe “esencialmente” en humanos.
En su opinión, este descubrimiento también ofrece “oportunidades” para desarrollar estrategias que reduzcan el apetito insaciable por el azúcar.