La última vez que Ri participó en un acto público fue en mayo, durante un concierto en la capital de Corea del Norte.
Ri acompañó en esta ocasión a Kim Jong-un a visitar el jueves Kumsusan, donde reposan los restos embalsamados de Kim Jong-il, padre del líder, y Kim Il-sung, abuelo de Kim y fundador del país.
“En los salones donde descansan el presidente y el presidente, el secretario general y su esposa extendieron los mejores deseos de inmortalidad a los grandes líderes que construyeron la genuina república popular”, explica el texto de la agencia estatal KCNA.
La hermana del líder, Kim Yo-jong, también asistió al acto en Kumsusan, aunque se situó en la quinta fila de la comitiva que rindió tributo a los dos primeros líderes de la dinastía Kim.
Kim Jong-un y Ri Sol-ju estuvieron escoltados en primera fila por los otros cuatro miembros que forman, junto al líder supremo, el presidium del politburó del partido único norcoreano.
Corea del Norte celebró ayer su Día de la Fundación de la República e inauguró la jornada con un desfile militar de madrugada.
Al contrario que en otras ocasiones el régimen redujo la escala del evento y no exhibió misiles balísticos.
Kim Jong-un no pronunció discurso alguno, por lo que el acto no sirvió para extraer pistas sobre la posible disposición del régimen al diálogo.
Washington ha tendido la mano a Pionyang, a quien ha ofrecido reunirse “donde y cuando sea” para tratar de reactivar las negociaciones sobre desnuclearización, estancado desde la fallida cumbre de Hanói de 2019.