Como vengo predicando desde hace varios años. El Paraguay es un capitalismo sin capitalistas, dentro de un Estado sin políticos, con una Iglesia de no convertidos, en modo capitalismo de secuaces que genera riquezas con el primitivismo productivo. Analfabetos funcionales, todo lo extraen de la naturaleza, sin importar la inteligencia humana. Es mejor mantener a la gente sin comprensión lectora. Con estos componentes, el país se ha convertido en una favela sin agua, sin energía, sin viviendas, sin transporte público y sin Estado de derecho. La ley de la entropía lo está llevando a un gran agujero negro, donde solo habita el caos. Ya existe un colapso en los servicios públicos y el sector privado sigue esperando el grado de inversión que tarda en llegar por problemas institucionales. El mejor clima de negocios tiene un solo problema: la política. Lo dicen las calificadoras.
GRADO DE INVERSIÓN
En consecuencia, los grandes fondos de inversión, como Blackrock y Fidelity, cuyos requisitos para invertir en determinados mercados exigen el investment grade, no vienen a generar empleos. Como si esto fuera poco, los empresarios paraguayos pierden valor en sus empresas cuyo business valuation es castigado por una elevada tasa de interés que mide el riesgo del mercado. En otras palabras, la corrupción desvaloriza los activos de los ricos paraguayos porque el flujo de caja futuro se actualiza a una tasa mayor a la debida, a la hora de ponerle el precio a una empresa paraguaya. Yo no sé cómo los empresarios no se rebelan. La corrupción y la debilidad institucional los empobrece. El grado de inversión significaría una tasa de descuento menor y un valor de los activos mayor. Ser menos corrupto es pura ambición, pero nadie se da por aludido.
La reproducción virtuosa de su capital quizá no le interese al grupo de capitalistas cuyos beneficios están amparados en decretos. En el capitalismo de secuaces ya hubo reparto de tierras en forma gratuita por fuera del sistema de precios. El catastro, que es la institución que mejor representa a la propiedad privada, tiene sus registros duplicados y desordenados. Parecería que la puerta giratoria, la afinidad de élites y los clubes de exas rinden mucho más que competir en el mercado.
Gran parte del lucro proviene de violar las reglas del juego de la oferta y la demanda, comprando incumplimiento de normas, a un punto tal que la política que se ha convertido ya en la principal actividad económica del país, abandonando su naturaleza original destinada a transformar la realidad. Ya no existen políticos, solo secuaces. Cooptan el poder para crear normas y administrar su incumplimiento a cambio de dinero. No hay respeto alguno de la vida de la gente. No hay agua durante varias horas del día, el país es campeón latinoamericano en cortes de energía, cada vez más frecuentes. El servicio público de salud se cae a pedazos. La seguridad física y social es prácticamente nula. Y la inversión pública en infraestructura ha desaparecido en los primeros meses del 2024. Todo es tan deprimente que el viceministro de Obras del MOPC prefirió renunciar. Estamos en el medio de un enorme déficit infraestructural que se calcula en un PIB.
PARTIDO CLANDESTINO
Mientras tanto, un grupo empresarial hace de partido político clandestino para tomar el poder, manejar a la Justicia y al Poder Legislativo conforme a sus intereses de lucro. Es la forma de optimizar su rentabilidad. Un partido le presta su RUC con las autorizaciones del TSJE y sus afiliados no cortan ni pinchan. La oposición se le vende y el oficialismo se le alquila. No olvidar, este grupo es muy perspicaz, repetimos: probablemente su estrategia es que la principal actividad económica del Paraguay siga siendo la política.
Según Byung-Chul Han existe una relación entre el crony capitalism, la vida y la muerte. Este axioma funcional se encarna en el modelo de gestión que hoy está en el poder por segunda vez. En primer lugar, el crecimiento de los negocios, sospechados de informales, del señor ex presidente es una proliferación carcinomatosa y carente de objetivos, en la perspectiva colectiva. Lo que le falta es una vida con propósitos y entonces el actuar autoritario que compra a las personas es una sucesión de paroxismos enfermizos. Tiene sus problemas. “Por eso, bebe mucho”, supuestamente dijo su abogado. Ese paroxismo de crecimiento y búsqueda del lucro sin importar los medios de manera desordenada, de reproducción del dinero sin propósitos, nos recuerda a la pulsión de muerte. El sistema del que se rodea finge una vitalidad que oculta una catástrofe mortal que se avecina. Todos vamos a morir, habiendo vivido con o sin propósito. El gobierno de la economía de mercado más grande del mundo el 22 de julio del 2022 lo designó como, supuesto, actor de hechos de corrupción significativa. Luego, el 26 de enero del 2023 se lo sancionó en modo explícito con la imposibilidad de seguir controlando sus activos. Fue obediente adecuándose a esta última. Transfirió activos a parientes. Ahora dicen en los Estados Unidos que hay sanciones implícitas a quienes ayuden a los sancionados explícitos. La producción de dinero y la acumulación del poder se parecen cada vez más a una autodestrucción.
autodestrucción
Pareciera que el país está contaminado de un bacilo. La corrupción del Paraguay es como un tipo de bacilo que destruye a las instituciones de la república y destruye a las personas, y al mismo tiempo está destruyendo al mismo sistema corrupto. El modelo es destrucción y autodestrucción, tal cual es el principio biológico de los bacilos. En su obra sobre el malestar de la cultura, S. Freud dice que los seres humanos son como bestias que no respetan ni siquiera a los miembros de su propia especie, ni a sus congéneres y correligionarios. Las denuncias vengativas a MAB y sus ministros son evidencias empíricas.
La teoría dice que el ser humano, dominado por sus instintos –bajos instintos dirían en la Biblia–, quiere ir a la violencia para destruir al otro. La causa de la agresividad de los dictadores está en la pulsión de muerte.
CONCLUSIÓN
Luego, el capitalismo de secuaces está asociado también a la pulsión de muerte. Como no hay competencia en el libre mercado, los secuaces son grupos de mafiosos que pelean entre sí en medio de la pulsión de muerte. La gran astucia del capitalismo de secuaces y de la corrupción es canalizar su fuerza destructiva hacia el crecimiento de la ambición desmedida, de los fines sin ética, del hombre como lobo del hombre, tal como decía Hobbes. Se desvía la violencia buscando un beneficio de corte criminal y la agresión buscando el crecimiento.
Malcolm Gladwell habla de la teoría contagiante del crimen. La corrupción y los crímenes en el Paraguay ya son una epidemia que se contagia. El país es el cuarto en el ranking de los mercados del crimen. El fiscal general del Estado tiembla ante la posibilidad de que alguien pudiera contar quién mandó matar al fiscal Pecci. En una reciente entrevista donde abdicó, por segunda vez en su rol investigativo, dijo sudando que ni Mandrake podría saber quién es el autor intelectual del crimen, porque nadie va a querer dilucidar ese asesinato, porque si eso se supiera, se pagaría con sangre, dijo, tranquilamente. Calé dijo que el ex presidente tuvo un gobierno de ladrones y que su grupo ya cometió asesinatos políticos, y nadie dijo nada. La pulsión de muerte acecha al Paraguay, y nadie dice nada. Nada saben de nada. Posiblemente, porque el país ya está constituido por un montón de muertos. Metáfora. El sabio Salomón dijo que “los vivos saben que han de morir; más los muertos nada saben ni tienen más recompensa, porque su recuerdo cae en el olvido”. Es mejor morir una sola vez y nacer dos veces. Los paraguayos deben nacer de nuevo para vencer de una vez por todas a la pulsión de muerte. Saludos cordiales.
