25 mar. 2025

La resiliencia que no queremos aprender

En una entrevista reciente, Elon Musk predijo que “En los próximos 10 años no existirá un ser humano más inteligente que la Inteligencia Artificial”. Su definición “es inteligente quien ejecuta acciones inteligentes”, o sea la inteligencia es una acción en la realidad y no un potencial teórico. Por otro lado, en el mundo de los humanos intentamos cada vez más ser políticamente correcto, proteger a quien sea de no sentirse discriminado por la fantasía que se haya inventado para sí mismo, cuidar de no herir susceptibilidades evitando hasta hablar de la realidad. En fin, una búsqueda interminable de evadir la “frustración”. Esto se observa desde las políticas de DEI –Diversidad Equidad e Inclusión en el mundo corporativo–, hasta los extremos cuidados que tienen los colegios para evitar eventuales “bullyings” en la escuela primaria. Pareciera que mientras las máquinas se están volviendo más robustas y efectivas, el humano se está volviendo más vulnerable y susceptible.

Se usa la expresión “generación de cristal” en referencia a los jóvenes con problemas de sobreprotección, falta de tolerancia a la crítica y alta sensibilidad a la frustración. Recientemente, un medio de comunicación mencionó que en Paraguay “el 62% de trabajadores renuncia por maltratos de su jefe directo”, considerando que nuestra población es predominantemente joven. Leemos currículos de adultos jóvenes que han cambiado de trabajo muy frecuentemente, carecen de sentido de pertenencia. Los entrevistamos y no nos queda claro que quieren. El telón de fondo es la creencia que las empresas más productivas deben ser las empresas con las personas más felices. Es cierto que en la convivencia deben prevalecer el trato respetuoso y la justicia en reconocer los logros individuales, pero la realidad es mucho más dura y compleja. Escuchar una verdad inconveniente nunca fue agradable, enfrentar la dificultad implica siempre un incómodo esfuerzo, pues el verdadero crecimiento solamente se da saliendo de la zona de confort.

Mientras tanto, en USA se acaba de anunciar el Proyecto Stargate, la mayor inversión privada en infraestructura de Inteligencia Artificial de la historia, por un monto de USD 500.000.000.000, que representa más de 11 veces el PIB de Paraguay. Esta es una acción –un tanto tarde– frente a lo que ha conseguido su archirrival, China, habiendo ya superado a los EEUU en investigación de tecnologías críticas. Paralelamente, la nueva política migratoria americana apunta a seducir e importar los mejores cerebros del mundo, las políticas de selección de personal buscan eliminar subjetividades y filtros artificiales que anteriormente daban preferencias a las minorías priorizando exclusivamente el criterio de habilidades y conocimientos. Lo tienen muy claro: ¡La carrera para dominar el futuro es apremiante, y en ese escenario solo tendrán trabajo los más capaces!

Queda clara la divergencia entre nuestra estrategia de buscar ser acogedores, cómodos y cálidos con las personas protegiendo su mundo sus derechos, mientras que la severa competencia del mercado internacional se intensifica en atraer auténticos talentos, en una sinceridad sin filtros ni romanticismos de que es ser realmente capaz. En ambiente laboral las exigencias se disparan y la presión por resultados es brutal. La autoestima está sometida a duras pruebas, la resiliencia es condición de sobrevivencia, y el sentirse incómodo es una realidad permanente.

La mejor estrategia con nuestros colaboradores, hijos, y quienes dependen de nosotros es contribuir a “formar una autoestima robusta” que es la base donde se construye todo lo demás. Donde no serán susceptibles a bromas que discriminen o ridiculicen, podrán escuchar un feedback sincero y crudo sin quebrarse, basarán su contexto en la realidad objetiva, tolerarán la incomodidad, aceptarán la inevitable incertidumbre del futuro. Así como la vacuna expone al cuerpo a una amenaza para que este –a través de un gran esfuerzo– genere los anticuerpos para defenderse de la enfermedad, la elección de los que sobrevivirán el futuro laboral es exponerlos a la frustración, a desafíos, a convivir con las limitaciones.

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