Edgar Medina
NARANJAL
El Alto Paraná se destaca no solo por sus conocidos atractivos naturales, como los impresionantes saltos y el turismo agroecológico en posadas rurales, sino también por una joya turística aún por descubrir: la producción de caña artesanal.
Una familia local está decidida a dar a conocer la cultura de esta bebida, desafiando estigmas, para integrarla en la ruta turística de la región. En una competencia nacional de caipiriña, la Cancionera Amburana se destacó como ingrediente principal para la preparación del cóctel ganador.
Ubicado a unos 100 kilómetros de Ciudad del Este, en las afueras del centro urbano de Naranjal, emerge un pequeño ingenio donde se elabora la caña artesanal a partir del jugo verde de la caña de azúcar, añejada en cubas de roble francés, del género amburana, del Brasil, y toneles de acero inoxidable.
En este local, solo algunos llegan atraídos por probar algo diferente a lo ya conocido en el mercado de las bebidas. También, la Jefatura de Turismo de la Gobernación trabaja por hacer conocer esta opción a los viajeros del país y del exterior, en lo que sería la Ruta de la Caña. El emprendimiento lleva la denominación de Caña Cancionera.
“Tuvimos que crear un espacio para recibir a los visitantes, porque llegan en grupos para conocer el proceso, y de paso degustar las versiones. Nuestro objetivo es trabajar con productos diferenciados y elevar el grado de calidad de nuestra bebida”, afirmó la Lic. Lisa Villalba, quien junto a su marido, el ingeniero Marcos Manfio, llevan adelante el proyecto familiar.
Manfio relató que concibió la idea de llevar adelante el emprendimiento durante su especialización en una región cachaçera de Brasil. Cuando tuvo los recursos necesarios, estableció una destilería equipada y cultivó aproximadamente cinco hectáreas de caña de azúcar como materia prima, en un inmueble propio.
La calidad de la caña artesanal ha demostrado su valía, consolidando una cultura que aprecia sus atributos. “Pero todavía falta mucho por hacer”, afirmó.
EL PROCESO. El procedimiento de producción implica extraer el mosto o jugo verde de la caña de azúcar, fermentarlo y destilarlo. El proceso dura poco más de 24 horas.
El alambique de cobre, un equipo de destilación, juega un papel crucial al eliminar las esencias no deseadas, dejando un líquido concentrado en sabor y aromas con su respectiva graduación alcohólica. “En el proceso usamos solo el corazón del destilado, el cual garantiza la calidad a nuestros productos”, refiere el propietario.
Compartió que su objetivo actual es desarrollar versiones Blend, mezclas con diferentes tipos de madera, como la combinación de roble con amburana, ya presente en su catálogo. Además, han incorporado sabores frutales como mora o acerola para diversificar la oferta.
El añejamiento, que puede extenderse por años según el tipo de bebida, se realiza en cubas de roble francés, amburana y tonel de inox. Durante el tiempo de añejamiento, la bebida va adquiriendo las características de la cuba que lo contiene, como sabor, color y aroma.
La producción se destaca por su sostenibilidad, ya que los residuos de la molienda de caña de azúcar se reutilizan en las cinco hectáreas de cultivo. Estos desechos sirven como abono para la tierra, evitando la erosión, manteniendo los minerales y favoreciendo la absorción de humedad.