Siquiatra, experto en salud mental
En la vida diaria estamos expuestos a situaciones conflictivas o temidas que nos despiertan emociones en forma de ansiedad, miedo, tristeza, frustración o rabia, y que se acompañan de cambios en la funcionalidad del cuerpo como palpitaciones, insomnio, tensión de los músculos, sensación de vacío en el estómago, etc.
Son reacciones transitorias de duración variable que actúan como mecanismos de defensa y que, de alguna manera, nos alertan y preparan para enfrentarnos a la situación traumática de turno, que cuando se relaciona con el aprendizaje, se convierten en un mecanismo de supervivencia y de alivio para la tensión emocional. Las vivencias repetitivas de estas experiencias nos permiten desarrollar una capacidad de tolerancia a la frustración y la esperanza de que si se pueden superar los escollos. En cada historia somos lo que contamos y nuestra identidad es un emergente del relato, este es inmanente y cambia en el devenir de nuestras historias, en las nuevas experiencias.
Liviana en el viento, posó sus pies en la arena y caminó
deshilando su pelo, entre las olas que irrumpían su silencio…
Lejos de todo, lejos de nada.
Meciéndose en lo que nacía, en aquel lugar, de mar,
de otoño, de aire salobre, de costa, de sorpresas.
El Covid-19 llegó, nadie lo puede ver, actuamos como si fuera un monstruo invisible, todos oímos sus consecuencias de enfermedad, muerte masiva y las amplias dificultades para su identificación. De este modo, conmoviendo el equilibro de todos, impactando en lo social, económico y político, hace mella en uno de sus principales emergentes: la salud mental.
MEMORIA EN EL TIEMPO
Entendida la salud mental como un estado sujeto a fluctuaciones provenientes de factores biológicos, sicológicos y sociales, en que el individuo se encuentra en condiciones de seguir una síntesis satisfactoria de sus tendencias instintivas, a veces potencialmente antagónicas, así como de formar y sostener relaciones armoniosas con los demás y participar constructivamente en los cambios que pueden introducirse en el medio ambiente físico y social. En una dinámica que no permanece, dejando una memoria que permea el tiempo, construyendo valores y nuevas experiencias, que se conforman en lo cultural, lo social y lo político.
La estructura de la salud mental está constituida por las condiciones biológicas, sicológicas y sociales y/o cultural, en las que vive la persona. Así la familia, la comunidad, el Estado, conforman junto con el cuerpo, los ámbitos en los que se desarrollan los procesos vinculares que se dan en la escuela, el trabajo, la religión o simplemente la amistad, conformando el acierto o al fracaso en la conformación de redes de apoyo.
Facundo sabía que el fin llegaba. Es que cuando la fiebre, el dolor y la caquexia, señalan el camino; el andar se vuelve más tortuoso. Son señales de que el final del trecho está cerca y los hilos que mecen la vida, se deshilachan, para dar lugar a la caída. La muerte, en su género de mujer, seduce hasta al más macho de los invencibles.
Estas relaciones determinaran la fortaleza o la vulnerabilidad se manifiesta desde lo síquico (lo mental), como una sensibilidad de la persona ante la solución de problemas o el quiebre del equilibrio síquico. Constituyéndose el riesgo como la suma de la vulnerabilidad (la predisposición) + el gatillo. El gatillo implica una situación desencadenante generalmente inesperada, que impacta en la subjetividad en forma intensa, cuando existe una vulnerabilidad previa, sobrepasando las capacidades de defensa y adaptación.
–¿Pero quiénes son los vulnerables sociales –los desprotegidos–?
–Las mujeres, los niños, los ancianos, los pobres, los pueblos originarios. Las situaciones de migración masiva con pérdida de la identidad. La aculturación.
–¿Quiénes son los vulnerables síquicos?
–Los que fueron abusados de niños. Las víctimas sistemáticas de violencia. Los consumidores de sustancias. Los que presentaron tentativa suicida anterior. La persona con historial siquiátrico, conductas auto lesivas y conductas agresivas.
–¿Quiénes son los vulnerables en el ámbito biológico?
–Allí lejos, allí cerca, no interesa, no saldrán, porque las alternativas han muerto, así a ellos les dijeron. Hace mucho tiempo les han sacado el respirador.
Pero el fuelle del aire sigue, y el corazón late, en sus vidas declaradas muertas, pero hoy hablan por ellas.
Caminar por las calles, y con otros ojos, nuevos manicomios, me interpelan.
De esos a cielo abierto. Vividas en el invierno, tórridas en los veranos, a la hora de comer, a la hora de hacer el amor, a la hora de ir a casa, a la hora de estar con los hijos.
Una realidad paralela, de pesadillas; en las que caminan niños errantes, pidiendo limosna, para luego sentarse o acostarse bajo un árbol y esperar su turno en la fumata del crac. Profundamente drogados, corriendo por las calles en agitación perpleja, sin hambre, sin escuela, sin destino, en un genocidio mental.
Allí están, en la televisión, en los periódicos, en las calles, en las plazas. Sobreviviendo en la desigualdad, la pobreza, la indigencia: lejos de la indignación de cada quien, cada uno, cada cual.
Allí, los muros no están, no se necesitan, la indiferencia y la marginación las hace: son invisibles, gestados en la cultura, la universidad, la mente, la economía, la política, la religión. Lejos de las paredes físicas de la calle Luna (Venezuela 1004); que interpelan, solo cuando la indignación emerge.
GOLPE A LA VUNERABILIDAD
De esta manera el Covid-19 se transforma en el gatillo, que golpea la vulnerabilidad para que, en esa explosión, la CRISIS sea su consecuencia, como un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado principalmente por una incapacidad de la persona para manejar situaciones particulares y su incapacidad de dar respuesta a la nueva situación. Siendo una reacción sicológica a una situación desencadenante que amenaza el equilibrio sicológico preexistente.
Dando lugar a un estado intolerable, de conmoción emocional, de desorganización interna, acompañado de sentimientos de desesperanza y angustia, así como su habilidad para manejarse o funcionar. Acompañada también de hipervigilancia, trastornos del sueño, recuerdos intrusivos, retirada de participación de actividades diarias, confusión de sentimientos, tensión, miedo, desesperación, apatía, desamparo, expresión de hostilidad y distanciamiento emocional, entre otras características.
Una variedad de respuestas sicológicas y corporales pueden manifestarse, entre ellas la confusión, la somatización, la negación, con exaltada vigilancia o reducción general de interés por los sucesos cotidianos. Alterando el equilibrio sicológico, por falla de los mecanismos de homeostasis dando lugar a trastornos funcionales en diversos planos.
Por otro lado, el afrontamiento y su respuesta a la incertidumbre es una cualidad de los seres vivos. En esa propuesta, los procesos reflexivos consecuentes hacen que la toma de consciencia de la experiencia sea una realidad en los seres humanos. De este modo un afrontamiento exitoso, implicará el éxito de traspasar la experiencia y darse cuenta que lo ha logrado.
De este modo, la salud mental se construye en un proceso de afrontamiento a situaciones nuevas que conducen a nuevas identidades a través del aprendizaje, la reflexión y la repetición; en una compleja concatenación de elementos entre ellos la comunicación, la resiliencia, la autoestima, el autoconocimiento, la autovaloración, que conforman el desarrollo emocional.
CUIDADO DE LA SALUD MENTAL
En uno de los manuales de la Organización Panamericana de la Salud se plantean una serie de indicadores que muestran aspectos a tener en cuenta en el cuidado de la salud mental. Ellos son: El bienestar subjetivo, la percepción de la propia eficacia, la autonomía, la competencia, la dependencia intergeneracional, la autorrealización de las capacidades intelectuales y emocionales.
Superada esta etapa de crisis, debemos preguntarnos ¿Cuál es la brecha entre estos indicadores y nuestro estado actual? Recetas para mitigar la crisis existen muchísimas en las redes, la hacen los entes públicos, las oenegés, las asociaciones científicas; en la creencia de que leer y compartir las mismas son una manera de mitigar la ansiedad con el conocimiento, y también una aproximación a la sensación de no estar solo. De este modo, la experiencia de los que están en cuarentena, de estar conectados con amigos y familiares es una nueva manera de no sufrir la soledad y el desamparo, así como la posibilidad de expresar los sentimientos en las redes, es un modo de existir, de comprender que el monstruo no nos ha comido.
Siempre la esperanza de un encuentro real, de piel a piel, de encuentro de miradas y escuchas o silencios compartidos, nos dará la humanidad suficiente para comprender que hemos superado la crisis, dejando el duelo de lado, construyendo memoria y entendiendo que somos otros.
RECOMENDACIONES ÚTILES
Esta semana que comienza es crítica, el testeo va a aumentar la detección de casos: El pico va a subir. Entre los infectados podés estar vos, yo, algún familiar cercano o lejano, tu vecino, algún amigo, un conocido. Todos en su cuarentena van a necesitar de nuestra solidaridad. Te pido que no discrimines. Desde la distancia mantenete cerca para hacer más llevadero el aislamiento. Y me preguntarás: ¿cómo? Te doy algunas sugerencias:
1. Hace uso de la tecnología, enviar mensajes, audios, videollamada.
2. Dale muestras de un interés genuino por su estado de salud.
3. Hacele llegar un buen libro.
4. Interactuá mediante algún juego.
5. Pregúntale si le gusta alguna comida, postre, fruta, y hacele llegar por algún medio.
6. Usa tu creatividad y pone en práctica.
7. No permitas que se sienta solo.
Es momento de ser solidarios.