El drama criminal de Netflix, creado por los británicos Jack Thorne y Stephen Graham, relata la historia de Jamie (Owen Cooper), un niño de 13 años acusado de asesinar a cuchilladas a una compañera de su colegio, y a lo largo de sus cuatro capítulos –rodados en plano secuencia– explora cómo internet impulsa la violencia, el acoso escolar o la misoginia entre los adolescentes.
En concreto, pone el foco en la llamada “manosfera”, el término utilizado para describir a la red de páginas web y foros que promueven el odio a las mujeres y se oponen al feminismo, así como la cultura incel (celibato involuntario), donde los hombres culpan a las féminas de su frustración por no ser capaces de lograr una pareja sexual.
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Más de 24,3 millones de personas vieron Adolescencia en la última semana. Es el título más reproducido del catálogo de Netflix en todo el mundo y en el Reino Unido hizo historia al convertirse en la primera serie bajo demanda en encabezar los índices semanales de audiencia televisiva, rompiendo el dominio de los canales tradicionales.
Un tema de conversación nacional
El verdadero éxito de Adolescencia reside en que es una ficción, pero muestra la cruda realidad de lo que está ocurriendo en el Reino Unido (y el resto del mundo). Pone frente al espejo a la sociedad británica y le da un toque de atención, lo que la convirtió en un tema de conversación nacional, hasta el punto de ser objeto de debate político.
Daisy Greenwell, fundadora de la iniciativa Infancia Libre de Teléfonos Inteligentes (SFC, en inglés), a la que se unieron más de 100.000 progenitores en el Reino Unido, comenta a EFE que el drama de Netflix muestra de forma “brillante” los temores que tienen los padres sobre los teléfonos móviles y la pérdida de control sobre el contenido que sus hijos consumen en internet.
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También el ex seleccionador de fútbol de Inglaterra, Gareth Southgate, afirmó la semana pasada en una conferencia que los adolescentes son cada vez más “reacios” a expresar sus emociones y acuden a internet para llenar ese vacío, pero lo que allí encuentran son hábitos “poco saludables” como las apuestas o la pornografía e influencers que les engañan para su propio beneficio.
“La serie (Adolescencia) captura el peor de los escenarios, donde, dentro de tu hogar, tu hijo se radicaliza y se convierte en alguien a quien no reconoces. Pese a tus esfuerzos como padre y las horas invertidas en tus hijos (...) puede estar pasando algo en tu casa sin tú saberlo”, advierte la fundadora de SFC, que aboga por retrasar la edad para tener móvil hasta los 14 años.
Es casi inevitable ver los capítulos y no pensar en casos sonados como el de Southport, en el que un joven de 17 años apuñaló a tres niñas de entre 6 y 9 en una clase de baile en julio de 2024; o cuando, hace apenas un mes, un chaval de 15 años asesinó con un cuchillo de caza a otro compañero de la misma edad en un colegio de Sheffield. Y esto son solo dos ejemplos.
“Medidas radicales”
“Quiero que la enseñen en las escuelas, que la pongan en el Parlamento. Es crucial porque esto sólo va a ir a peor. Es algo sobre lo que la gente necesita hablar, ojalá eso sea lo que pueda lograr la serie”, dijo Thorne en una entrevista con la BBC, donde pidió al Gobierno británico tomar “medidas radicales” y restringir el acceso de los adolescentes a los móviles y las redes sociales como piden desde SFC.
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A la luz de estas declaraciones, el primer ministro británico, Keir Starmer, aseguró la semana pasada en la Cámara de los Comunes que había visto Adolescencia con sus dos hijos, de 14 y 16 años, y añadió: “Esta violencia llevada a cabo por hombres jóvenes, influenciados por lo que ven en línea, es un problema real, es detestable, y debemos abordarlo”.
Thorne y Graham aceptaron, asimismo, una invitación del diputado laborista Josh McAlister para asistir en los próximos meses a una sesión de un comité parlamentario y debatir sobre la seguridad en internet con otros representantes políticos.
El Reino Unido implementó este año su nueva Ley de Seguridad en Línea y, desde el 17 de marzo, las empresas tecnológicas están obligadas a implementar medidas para eliminar rápidamente el material ilegal o potencialmente delictivo de sus plataformas, pues se enfrentan a multas de hasta 23.300 millones de dólares.
En países como Australia fueron más allá y prohibieron que los menores de 16 años utilicen las redes sociales como medida de protección, mientras que en otros como Francia o Noruega el límite de acceso –sin permiso parental– está en los 15 años.
Fuente: EFE.