01 abr. 2025

La sociedad debe recuperar la empatía, paciencia y solidaridad

Este caluroso diciembre, con el caos característico de un tránsito colapsado en la capital y toda el área metropolitana, con extensos embotellamientos, sumados a la ansiedad previa a las fiestas de Navidad y Año Nuevo, las compras y los trámites de última hora, han logrado enervar los ánimos y multiplicar el estrés y el malhumor ciudadano. Aumentan también los accidentes de tránsito, los incidentes y las agresiones entre las personas. Debemos recuperar la calma y recordar que las fiestas son una celebración y no un motivo de

En diciembre es usual que aumenten los apuros, el estrés y especialmente la impaciencia. La presión que implican las altas temperaturas, sumadas a un caótico tráfico, conforma en los días previos a la Navidad una mezcla conflictiva.

El calor, aunque los paraguayos estén habituados a él, tiene considerables efectos no solamente en el humor de la gente, sino en su salud tanto física como mental. En esta época, sin dudas, se siente la presión de un año que termina y también crecen las expectativas, las personas están ansiosas y agotadas.

En las calles, en los largos embotellamientos no se vive el espíritu navideño, sino todo lo contrario. Ahí afuera debajo del calcinante sol se acumulan la intolerancia, la impaciencia y el nerviosismo.

En las redes sociales circularon este mes dos casos sucesivos, con videos divulgados donde se veía el momento exacto en el que un agente de la Policía Municipal de Tránsito era arrastrado sobre el capó de un vehículo. El conductor se había negado a mostrar los documentos del vehículo al funcionario municipal y por eso lo arrastró varios metros en una sumamente peligrosa maniobra.

En una conversación con ÚH, el inspector superior Manuel Gamarra, encargado de Comunicación de la Policía Municipal de Tránsito, señaló que la falta de tolerancia es más notoria en estas fechas, y que de alguna manera aumentan los casos de conductores que se comportan de forma prepotente con los agentes de tránsito.

“En este diciembre se acrecienta la falta de tolerancia de los conductores hacia los agentes de la PMT, son muchos los factores, y más aún porque es un fin de año libre de pandemia y ya se presentaron varios casos de conductores que son violentos con los oficiales”, apuntó.

No caben dudas de que el clima incide en el humor ciudadano. Para corroborar esto basta con observar los rostros sudorosos y cansados de las personas que viajan en condiciones precarias en las unidades del transporte público, que, aunque las autoridades no lo quieran ver, siguen regulando las frecuencias. Tras una larga y agotadora jornada laboral, se debe lidiar con el pésimo servicio del transporte público y eso, sumado al calor extremo, genera impaciencia y, a veces, exaltación.

Todos estos factores que pueden considerarse externos convierten, sin lugar a dudas, a nuestras ciudades llenas de cemento y asfalto y muy pocos parques con árboles reductores de la temperatura, en un verdadero polvorín. Sin embargo, si bien el calor extremo colabora con el estrés emocional, lo más importante es reconocer que la época de Navidad y el fin de año vienen cargados con sus altas presiones emocionales, las cuales se fueron acumulando en el transcurso del año.

Esta Navidad es la primera que se podrá celebrar en condiciones de normalidad, al menos desde el inicio de la pandemia. Después de dos años las familias se volverán a reunir y por eso no se debe descartar el peso emocional del momento que vivimos. Debemos recordar que a todos, de alguna u otra manera, la pandemia afectó, ya sea con la muerte de algún ser querido o con la pérdida de trabajo o el obligado cierre de algún negocio.

La sociedad paraguaya necesita enfocarse más en su salud mental. En este aspecto tienen las autoridades la obligación de disponer de recursos y personal para asistir a una comunidad que está, sin dudas, agobiada y que necesita redescubrir el valor de ser capaz de ponerse en el lugar del otro, para sentir lo que el otro siente; reinventar nuestra capacidad de ser tolerantes, compasivos y solidarios. Ya estamos comprobando que la alternativa del individualismo solo nos está llevando a un ambiente conflictivo y en el que nadie respeta los derechos del otro ni su dignidad.