Poco antes de las 7.00 de este martes 8 de diciembre, el obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, realizó un recorrido solitario por la desolada explanada de la Basílica Menor, que generalmente suele estar colmada de fieles durante la festividad de la Virgen.
El religioso se dirigió hasta la puerta principal del Santuario y se encontró con una cruz. A partir de ahí, caminó hasta el altar mayor del templo para celebrar la Santa Misa en honor a la Virgen de Caacupé.
La procesión de la Virgen de Caacupé por la explanada fue durante años el momento más emotivo de la Solemnidad, donde la Madre de Dios es recibida por los fieles en medio de aplausos, cantos y el revoleo de los pañuelos blancos.
La festividad de Nuestra Señora de la Virgen de Caacupé se vive sin la presencia de los fieles, como ya sucedió hace más de 100 años, con la pandemia de la gripe española.
La misa central se celebra con las puertas cerradas como una histórica decisión adoptada ante la pandemia del Covid-19.