El Centro Cultural de España en Montevideo acogió este espectáculo que narra en tono de metáfora las peripecias de una madre que vive con su hijo en una isla desierta a la que el padre, un tiburón, acude para llevárselo, lo que hace que el niño quede dividido.
“Como clown, yo trabajo experiencias humanas. Así que esto es una tragedia humana en lenguaje clown. Esta es mi propia historia personal, que decidí contar para enseñarle al público que en todos sus fracasos siempre se puede obtener un éxito, al igual que yo en el fracaso de mi pareja con mi hijo pude también obtener un éxito”, explicó Ruiz en una entrevista con Efe.
Aprovechando las ventajas del clown, el payaso circense por excelencia, que le permite “jugar con todos los estilos y ser bufón, o contador o mimo o melodramático y hacer lo que le de la gana”, Ruiz cuenta una historia dramática “muy común y muy compartida” que deja a la gente “no sé si con ganas de reír o de llorar”.
La obra, que ya se vio en España, Perú, y Argentina, también usa fuertes dosis de surrealismo para aportar “frescura y humor”, lo que más se reconoce en un payaso y desde ese punto “intercala” la tragedia “para que el público se vea reflejado en su experiencia o en el de la gente que conoce, pues es un tema muy amplio que enseguida el publico entra en la historia y en su cuerpo emocional”.
Para Ruiz, fundadora de la organización Clown&Soul, plataforma social y cultural dirigida a mujeres y niños en ámbito de violencia de género o desarraigo familiar, reconoció que el público que asiste a las representaciones “queda impactado” pues no está acostumbrado al “clown escénico” que se trabaja tantos temas emocionales.
“No está acostumbrados a este clown. Por eso en el montaje decidimos darle más frescura en todos los lugares, subir más el payaso, porque la tragedia ya está, el público la conoce y a hora hay que romper estos moldes”, añadió.
El cualquier caso, el mensaje final de la obra es, según su creadora e intérprete, que en casos de rupturas hay que “escuchar a los niños” y no tratarlos como si fueran “mensajes de correo”, ya que muchas veces son ellos los que tienen la respuesta.
“Y también propongo eso:romper el drama, y que la gente mire por su libertad. A veces vivimos toda una vida en una tragedia, hay que pasar página y encontremos el éxito a esa libertad que se presenta cuando hay una ruptura”, concluyó.