Nada de lo que tiene que ver con internet conserva fechas nítidamente marcadas en los calendarios para celebrar aniversarios; los primeros usos tienen un origen militar y se remontan a la década de los sesenta y en los ochenta había ya varias redes que conectaban ordenadores entre sí, aunque de una manera todavía muy caótica debido a las diferencias de formatos y códigos y a la ausencia de protocolos de comunicación uniformes.
Pero sí que fue el británico Tim Berners Lee quien creó la World Wide Web, el modelo de acceso a la información de internet que se ha impuesto hasta hoy; en 1989 y desde el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) de Ginebra lanzó el proyecto que combinaba lenguajes (como el “HTML” ), direcciones (las URL) y protocolos (como el HTTP) que facilitaban la distribución y el intercambio de información entre la comunidad científica vinculada al CERN.
Y que en 1993 —se cumplen ahora treinta años— aquel sistema de enlaces y vínculos se abrió al mundo y motivó el acelerón y la revolución tecnológica que ha supuesto el uso de internet, que ha crecido de forma exponencial durante las últimas décadas hasta conectar a más de 5.000 millones de personas en todo el mundo, aunque con importantes diferencias y brechas todavía por continentes.
La triple “w” no es sinónimo de internet, pero sí de la tecnología que espoleó la red de redes ya que de los aproximadamente 500 servidores conocidos en 1993 se pasó a más de 10.000 sólo un año después, y en la actualidad son ya miles de millones esos portales, páginas, sitios o web y la digitalización una transformación global imparable.
El pasado año casi dos tercios de la población mundial —unos 5.280 millones de personas— estaban ya “conectados” y eran usuarios de internet, lo que supuso la incorporación a ese mundo digital de casi 440 millones nuevos usuarios con respecto a las cifras del año anterior, según los datos publicados en el informe Sociedad Digital 2023 que elabora la Fundación Telefónica y que se acaba de publicar.
Persisten, sin embargo, las brechas, las de género —los hombres acceden a internet más que las mujeres—, y las regionales, ya que en Europa el porcentaje de población “conectada” supera ya el 90 por ciento y, sin embargo, en regiones como África no llega al 40 por ciento.
Y en ese contexto, y cuando se cumplen treinta años desde que la “www” se abriera al mundo, todas las tecnologías en auge y emergentes (las experiencias inmersivas, los nuevos usos del “blockchain”, la inteligencia artificial y numerosos procesos de automatización) y muchas de las actividades ya cotidianas de los usuarios (ocio, redes sociales, trabajo o compras) dependen ya de internet.
Son treinta años desde que aquel software se abriera al mundo y precipitara el desarrollo de internet, pero antes el británico Tim Berners Lee ya había impulsado la primera página web en el seno del Laboratorio Europeo de Física de Partículas, un hito que ha dejado, como casi todo lo que ocurre y pasa por la red, una huella que todavía se puede “visitar": http://info.cern.ch/.