Al tomar la palabra en la sesión inaugural, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó ante el foro de dirigentes que el conflicto en Ucrania “es una confirmación de que el Consejo de Seguridad la ONU no atiende a los actuales desafíos a la paz y a la seguridad”.
“Repudiamos con vehemencia el uso de la fuerza para resolver disputas”, afirmó, recordando que su país “apoya iniciativas promovidas por diferentes países y regiones en favor del cese inmediato de las hostilidades y de una paz negociada”.
“Recurrir a sanciones y bloqueos, sin amparo del derecho internacional, sirve apenas para penalizar a las poblaciones más vulnerables”, indicó en referencias a medidas adoptadas por varias potencias, incluyendo la UE.
La guerra en Ucrania fue mencionada directa o indirectamente en varios de los discursos de apertura, poniendo en evidencia que se trata de uno de los principales asuntos en la agenda de discusión y un tema donde hay divergencias.
Los dirigentes tienen además sobre la mesa temas comerciales, incluyendo la dilatada negociación con el Mercosur, una reforma en la composición del sistema financiero internacional, el cambio climático y la transición energética, pero los negociadores europeos empujan por incluir una mención a la guerra en Ucrania en la declaración final.
El jefe del gobierno español y presidente pro témpore del Consejo de la UE, Pedro Sánchez, afirmó que ambos bloques deben renovar su “común confianza en los valores del multilateralismo, singularmente en la resolución pacífica de los conflictos en los principios de Naciones Unidas, en la protección de los derechos humanos y en el respeto a la integridad territorial de los estados”.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, señaló que “no se debe permitir que Rusia triunfe”. “Será una receta para el desastre para el multilateralismo y nuestro sistema basado en reglas”, dijo.
Por su parte,, el presidente pro témpore de la Celac, Ralph Gonçalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas, defendió que la cumbre “no debe convertirse en otro campo de batalla inútil para los discursos sobre este tema (la guerra), que ha sido y sigue siendo abordado en otros foros más relevantes”.
Un plan de inversión
La última cumbre de ambos bloques fue en 2015, pero la diversidad de posturas dentro de los 33 países de la Celac complica el consenso en varios temas con la UE. En este contexto el anuncio de un importante plan de inversiones europeo allanó el diálogo.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció este lunes una inversión de 45.000 millones de euros (50.560 millones de dólares) en un plazo de varios años para las economías de Latinoamérica mediante el programa Global Gateway, un plan de la UE en respuesta a las masivas inversiones de China.
Von der Leyen se reunió en la mañana con el presidente brasileño, quien le indicó que su país tiene “un compromiso de deforestación cero para 2030 en la Amazonía”.
El tema de la deforestación y las cuestiones ambientales son uno de los escollos de las negociaciones para un acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay).
Reunión sobre Venezuela
Los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, de Brasil, Colombia, Gustavo Petro, y de Francia, Emmanuel Macron, tenían prevista una reunión por la tarde con los negociadores del proceso político de Venezuela.
Esta cita se celebra después de que la semana pasada, el jefe del Parlamento venezolano, Jorge Rodríguez, descartó que la UE envíe una misión electoral para las próximas elecciones presidenciales de 2024.
En la cumbre, Venezuela estará representada por la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, pese a que está sancionada por la UE, una designación que implica la prohibición de ingreso al espacio del bloque.
Una fuente diplomática que pidió anonimato aseguró a AFP que estos tipos de permiso “están previstos en la propia reglamentación de las sanciones”.
Esta cumbre fue impulsada principalmente por España, que asumió el 1 de julio la presidencia semestral rotativa del Consejo de la UE, y trabajó para fraguar esta cumbre, que espera que sea uno de los legados de su mandato en el bloque europeo.
La UE espera dotar a esa relación de una estructura permanente, pero la Celac no posee el nivel de institucionalidad de la UE, y por ello la idea aún requerirá horas alrededor de las mesas de negociación.