“Estoy muy contento por esta asignación que, en primer lugar, supondrá una nueva responsabilidad con un lugar Patrimonio de la Humanidad y de una obra como La última cena, entre las más importantes y conocidas de la historia del arte”, declaró en un comunicado el director de la pinacoteca de Brera, Angelo Crespi.
El celebérrimo mural en el que Leonardo mostró a Jesús con los Apóstoles a la mesa era, hasta la fecha, una institución por sí mismo llamada Museo del Cenacolo Vinciano, pero ahora se reagrupará con la colección de la cercana pinacoteca de Brera.
Esta integración, según Crespi, permitirá la creación de un “gran polo museístico” en Milán a la altura de ciudades como Florencia, con la Galería de los Uffizi, en la que se exponen más icónicas obras de la historia del arte italiano, o la Academia, que custodia el David de Miguel Ángel.
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La última cena es una pintura mural realizada por Leonardo Da Vinci entre 1494 y 1498 en las paredes del refectorio de la iglesia convento de Santa María de las Gracias, un complejo declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980.
El estado de la obra es delicado y ha tenido que ser restaurada en varias ocasiones a lo largo de su agitada historia. Por eso, su visita está muy controlada y solo se permite el acceso a la sala durante 15 minutos, ya que el aire debe ser limpiado continuamente.
La asignación de esta obra maestra a la Pinacoteca de Brera, que sigue a la de la Biblioteca Nacional Braidense y el Palacio Citterio, tiene por objetivo crear un gran polo museístico en Milán, la gran capital económica de la Italia septentrional.
La decisión fue comunicada a los mandos del museo el pasado 25 de septiembre, con la modificación de un decreto de diciembre de 2024 sobre la “organización y funcionamiento de los museos estatales” y que asigna La última cena a Brera.
Fuente: EFE.