Fue un 10 de diciembre, en el Día Internacional de los Derechos Humanos, y es considerado el golpe de gracia que recibió la dictadura, que caería dos meses después. La Marcha por la Vida fue una manifestación de protesta que había sido convocada por la Convergencia Nacional por los Derechos Humanos, conformada por más de 30 organizaciones sociales y políticas. Originalmente se celebraría una misa en la Catedral para luego seguir con una marcha por el microcentro de Asunción, hasta el local de las Naciones Unidas (ubicado entonces en las calles Estrella y Chile), en conmemoración por el 40 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
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El gobierno de Stroessner se anticipó y varios días antes comenzó a arrestar a los principales dirigentes buscando desactivar la protesta. Los que no cayeron en las redes policiales se ocultaron y trataron de seguir adelante con la organización de la protesta, con planes alternativos para burlar a la represión.
La Marcha en sí estuvo organizada como grupos focales, al estilo de las Asambleas de la Civilidad. Las organizaciones tenían asignadas zonas específicas (calles, esquinas), donde se juntaban y salían a la acera a marchar. Eso confundía a la Policía, que impotente no terminaba de dispersar a un grupo de manifestantes en un lugar, y ya veía surgir a otro grupo de protesta dos cuadras arriba. Los participantes de esta histórica macha destacaban la espontánea adhesión ciudadana, hecho también histórico considerando que la paraguaya era una sociedad que ya soportaba 34 años de gobierno dictatorial.
Este es uno de los momentos históricos que recordó Última Hora en su revista especial del 8 de octubre por su aniversario 45.