Con aproximadamente el 90% de los votos escrutados, Biden encabeza la contienda por unos 46.300 votos, una diferencia corta que provoca que Trump y sus seguidores tengan la esperanza de poder firmar una victoria “in extremis” en un estado que aporta 11 delegados al Colegio Electoral.
Biden, al que medios como la agencia Associated Press (AP) y la cadena de televisión Fox News dieron como vencedor la noche electoral, ha insistido por activa y por pasiva que se deben contar todos los votos antes de proclamarse vencedor.
Arizona, un feudo conservador inexpugnable desde que en 1996 el progresista Bill Clinton (1993-2001) ganara, puede cambiar de signo en las próximas horas.
La tarea es difícil, pero no imposible: Trump debe recibir el apoyo de algo más del 58 % de los votos restantes en todo el estado.
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La principal preocupación del mandatario y sus votantes es que exista “fraude electoral”, una alegación no comprobada que pone en riesgo la salud y la credibilidad de la democracia estadounidense.
“Creo que ha habido votos anulados de manera injusta; por eso aquí decimos ‘cuenten los votos”, contó a Efe Chase Johnson, un hombre de 34 años que pasó varias horas enfrente del Centro de Elecciones del Condado de Maricopa, que reveló parte de sus resultados este jueves.
El objetivo a nivel nacional es llegar a los 270 votos electorales y, el marcador a estas horas es el siguiente: Trump 214 y, en el caso de Biden, 264 si se tienen en cuenta los delegados de Arizona o 253 si no se le suman.
Maricopa se ha convertido en tendencia en Twitter en varios países, entre ellos Estados Unidos y España. El motivo de que este condado, cuya capital es Phoenix, esté en boca de todos es porque faltan todavía por contar unos 200.000 votos, es decir, casi la totalidad de los que quedan en Arizona, según la última actualización de las autoridades locales.
La presión de los seguidores de Trump, algunos de ellos con armamento de gran calibre, fue de menos a más durante el día, con cánticos sobre la ilegitimidad de las elecciones y la necesidad de repetirlas en caso de que no todos los votos sean contados.
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Esa idea la defendió en declaraciones a Efe un miembro del movimiento Qanon, un grupo formado en foros de internet y que ha sido etiquetado por el FBI como potencial amenaza de terrorismo doméstico.
“Yellowstone Wolf”, como se hace llamar este chico en las redes sociales, fue uno de los miembros más activos en la “defensa de los votos de Trump en Arizona” enfrente del centro electoral, según sus palabras.
“Estamos haciendo frente a la narrativa global de que Biden ganó mediante desobediencia civil, como Gandhi o Martin Luther King hicieron”, defendió, disfrazado con unos cuernos de grandes magnitudes, un gorro de piel de bisonte y sin camiseta.
Pese a que la jornada transcurrió sin mayores sobresaltos, sí hubo varios episodios de violencia verbal entre los seguidores de Trump y varios periodistas, que fueron insultados por su trabajo en repetidas ocasiones.
De hecho, la organización electoral habilitó un espacio reservado para los medios de comunicación con la leyenda “zona de libre expresión”, que estaba completamente vallada y custodiada por agentes de la policía local.
Además, algunos periodistas vestían chalecos antibalas, por la alta presencia de armas de alto calibre, como rifles semiautomáticos, y la gran mayoría trabajaban con uno o dos guardaespaldas prestando atención a todo lo que acontecía alrededor.