En el Día de la Mujer Paraguaya, que se conmemora hoy, como cada 24 de febrero, resalta el procedimiento exprés que senadores cartistas y sus aliados satélites aplicaron para destituir a la senadora opositora, Kattya González (PEN), el pasado 14 de febrero, pisoteando el propio reglamento de la Cámara.
Un hecho que a criterio de la politóloga, Sarah Cerna, ha sido una expresión clara de violencia política hacia las mujeres, en razón de género.
Algo que ella nota que ha crecido desde las últimas Elecciones Nacionales (2023) y que incluye no solo agresiones en medios digitales, sino un ensañamiento claro, como dice se reflejó en la destitución de la senadora o en el ataque a figuras de medios de comunicación con un perfil crítico, como Menchi Barriocanal.
Las causales del juicio político para expulsarla son muy cuestionables, dice. Además, no utilizaron la misma vara que aplican a otros políticos. No han sido tan duros con otros, como lo fueron con ella, “por ser crítica, por ser mujer y, sobre todo, por oponerse a un bloque que quiere controlar a la oposición, no admite el disenso y busca callar voces diversas, pese a que son características básicas de una democracia”, resalta la analista.
El hecho es bastante peligroso, advierte, porque no contemplaron el debido proceso ni se ajustaron al reglamento del Senado, porque en realidad “se trata de mostrar quién tiene el poder”. Se está ante una facción del Partido oficialista controlando casi todos los poderes del Estado, en cada vez mayor medida, inclusive el Poder Judicial.
REALIDAD A mayor número de mujeres en política, la violencia se acrecienta, según la politóloga. Esto, porque la política siempre fue un espacio predominantemente masculino. Como resultado de las Elecciones Generales del año pasado, 11 mujeres resultaron electas para conformar el Senado compuesto de 45 miembros.
En su análisis, Cerna aclara que los índices de violencia en general son muy altos en países de América Latina. “Son sociedades muy violentas y la violencia política hacia las mujeres forma parte de ellas”.
Particularmente hacia aquellas que son contestatarias, que traen una agenda de igualdad, que defienden el derecho de ser escuchadas. “Esto molesta”, resalta. Para ella, los partidos políticos tienen un papel muy importante al respecto. Tienen que hablar del problema, conceptualizarlo, discrutirlo “y decir: Esto es violencia política y establecer sanciones”.
Pero también debe instalarse el debate sobre violencia política en razón de género en las universidades. “La violencia debe sancionarse y ser reprendida, pero también se requiere formar, capacitar, ya que muchas veces las mujeres no se dan cuenta de lo que les están haciendo”. Más aún en un país donde la palabra género está demonizada cuando, en realidad, tiene detrás la desigualdad, la discriminación, falta de acceso a los derechos. “Hay una serie de síntomas que hay que poner en la agenda comunicacional para que las mujeres detecten cuándo se está ante una situación de violencia por situación de género, y los hombres también, de modo que no permitan que sus pares incurran en ello”.
Cerna recomienda, finalmente, defender, valorar y leer la Ley 5.777 “De protección integral a las mujeres contra toda forma de violencia”, que sectores antiderechos quieren desvirtuar y atacar.