02 abr. 2025

Ladran Sancho

En forma recurrente, haciendo un repaso por la historia, tenemos figuras individuales, grupos o incluso naciones enteras que se embarcaron en tareas titánicas, imposibles en opinión de algunos ya sea por tener intereses contrapuestos o también, en muchos casos, por una indisimulada envidia hacia aquellos que se atrevían a luchar por ideales distintos y mejores.

Estos valientes, visionarios y quizás un poco locos que se atrevieron a salir del status quo en pos de un devenir mejor, tuvieron una característica en común, cual fue la de levantar la voz y manifestar su disconformidad ante aquello que no era justo y que no se compadecía de los principios del bien común y la igualdad que deben regir las relaciones entre las personas. De esta forma, criticaron siempre cualesquiera usos o prácticas que riñeran en contra de esos preceptos.

Es demasiado importante como sociedad no solamente practicar la crítica, el disenso y la discusión permanentes, argumentadas y bien defendidas. También es bueno y necesario promover y auspiciar estas acciones desde determinados espacios.

En este sentido, los centros educativos, la educación superior, los debates públicos y hasta eventos masivos son lugares más que apropiados para instalar el pensamiento crítico y direccionarlo hacia una búsqueda de lo mejor a través de la sana confrontación.

Por demasiado tiempo, la sociedad paraguaya ha permanecido impertérrita ante los abusos, siendo incluso casi cómplice de los mismos por omisión. Una actitud bucólica que puede atribuirse históricamente a la mano férrea del Dictador Francia, pasando por un genocidio casi total y un derrotero posterior a través de una llanura de revoluciones sucesivas para terminar nuevamente en la dictadura más larga de Latinoamérica, en la que de alguna manera continuamos. No nos imponen condiciones: nos las autoimponemos.

Por eso llaman la atención el encendido discurso de la mejor egresada de un colegio nacional, cuando insta a las autoridades a llevar a cabo la reforma educativa integral cuidando los recursos. Cuellos rígidos y miradas clavadas en la distancia por parte de los aludidos, solamente hablan de la incomodidad de ser confrontados con la realidad.

O cuando los representantes de una comisión vecinal confrontan a las autoridades que inauguran una obra pública, cuya construcción demandó más recursos y plazos de lo inicialmente informado, y que groseramente carece de una fiscalización e informe finales. Es que la confrontación educada incómoda, porque sencillamente el abuso del poder por parte de los organismos del estado está normalizado hace demasiado tiempo.

Desde el ámbito privado, las empresas dedicadas a rubros comerciales, industriales y de servicio son referentes para toda la sociedad, y las expectativas creadas en torno a su postura y acciones son antes que nada un compromiso que los empresarios tienen que honrar, actuando a la altura de los acontecimientos.

La evolución en positivo de la sociedad es una responsabilidad de todos, en la que los gremios en general y los empresarios en particular tienen demasiado peso y demasiadas oportunidades de sumar desde su experiencia e influir en la construcción de la opinión pública esclarecida, objetiva y crítica.

Bienvenidas las críticas, sugerencias de mejora y cualquier observación que permita corregir errores y tornar más eficiente cualquier gestión. Asimismo, cada uno desde su posición apoye y empuje a la instancia jurisdiccional para que actúe como se espera de ella en un Estado de derecho. ¡Y mucha fuerza y fe!, compañeros ideales para no decaer en la búsqueda del objetivo. Porque siempre hubo perros ladrando en el camino del justo, pero es de prudentes no detenerse a arrojarles piedras a todos para llegar a la meta.

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