Con el objetivo de mejorar la calidad de las aguas del Lago Ypacaraí, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) proyecta realizar un Programa de Saneamiento con la participación del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) y otras instituciones. Dicho proyecto, que ya cuenta con una inversión de USD 154 millones, se prevé desarrollar a lo largo de 6 años, empezando desde este 2025.
El territorio a ser tratado abarca un área de 1.103 km2 que incluye las subcuencas de los arroyos Yukyry, Pirayú, Costa Este del Lago, Costa Oeste, Salado y el propio Lago.
El ingeniero Abelardo Martínez, de la Dirección de Agua Potable y Saneamiento (Dapsan) del MOPC, explicó que el proyecto incluye la construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales. “San Bernardino ya tiene su planta de tratamiento”, recordó. “Pero la línea de impulsión se quedó muy abajo”, dijo, aludiendo a la cañería por la que se envían los efluentes desde la ciudad hasta la planta. “Al construirse la ruta Luque-San Ber, se quedaron muy profundas las cañerías. Entonces nosotros tenemos que reconstruir esas cañerías”.
El primer paso. La reconstrucción de la línea de impulsión de San Bernardino es solo un elemento dentro del programa de saneamiento. “Aparte de eso, el proyecto principal es hacer el alcantarillado sanitario en las ciudades de Areguá, Capiatá e Itauguá”, contó Abelardo, y adelantó que todas estas ciudades contarán con sistema de alcantarillado y que toda el agua cloacal se enviará a una sola planta de tratamiento que estará instalada cerca de los humedales del arroyo Yukyry.
Por medio de dicha instalación se recargará con agua limpia en todos los humedales. “Vamos a volver a inundar los humedales”, anunció Abelardo. De esta manera, según el técnico, se podrían prevenir los incendios que se dan actualmente en la zona.
“Todas esas zonas de humedales se están secando justamente por la falta de agua. Nosotros, además de tirar el agua limpia a los humedales, vamos a generar una recarga de los acuiferos”, explicó el ingeniero, atendiendo a que el agua se filtra en la tierra y termina limpiando los acuiferos.
“Y también los humedales nos ayudan como plantas de tratamiento naturales, porque hacen que el agua llegue mucho más limpia al Lago Ypacaraí”. Aquí reside el punto central del programa: Evitar que el agua contaminada se mezcle con el del lago.
A los efectos de alcanzar esta meta, se trabajará en la instalación de infraestructura que permita controlar el agua dentro de los humedales. “Vamos a tener infraestructura de regulación hídrica, y vamos a hacer que el agua se retenga ahí”, refirió Abelardo.
no al chapuzón. En los últimos días se ha registrado una gran cantidad de personas que van a las playas de Areguá y San Bernardino con el objetivo de entrar al lago. Esto es un problema, atendiendo a que la calidad del agua es baja, nada recomendable para el baño.
“No está bien el agua del lago y es difícil que se recupere así nomas”, asegura Viviana Piñánez, directora de la Comisión Nacional de Gestión y Manejo del Lago Ypacaraí y su Cuenca (Conalaypa).
En un diálogo con Última Hora, la ingeniera aseguró que las aguas del lago están fuera de los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud y la Resolución N° 222/02 del Mades, que establece el patrón de calidad de las aguas del país.
El uso del agua, de acuerdo con Piñánez, y citando la referida resolución, se debe restringir a las siguientes unidades: La irrigación arbórea en jardines y cultivos forrajeros; las actividades de contactos secundarios como la navegación en embarcación, lanchas o motos acuáticas. “No se recomienda realizar actividades que impliquen el contacto directo con el agua del lago, como el baño o la natación, debido a los riesgos que están asociados con los bajos niveles de oxígeno y la poca transparencia del agua”, explicó la profesional.
La Dirección a cargo de Piñánez trabaja en el monitoreo de la calidad del agua con el objetivo de prevenir riesgos ambientales y de salud pública. Realiza un trabajo conjunto con el Centro Mutidisciplinario de Investigación y Tecnología (CEMIT), que emprende un estudio anual de vulnerabilidad del lago desde diciembre hasta febrero. “Pero ya escapa de nuestras manos la inconsciencia de nuestra gente, porque igual se van y entran al lago”, admite Piñánez.
La responsabilidad de regular el acceso de las personas al lago recae entonces directamente en la Municipalidad de San Bernardino. “Se debe alertar en qué condiciones está el agua”, asegura la ingeniera. “Y se necesita una evaluación de impacto ambiental, eso lo debe pedir el municipio, al cual pertenece la playa”.
Contaminantes que van de arroyos
Debido a los altos niveles de contaminantes, el lago puede volver a presentar cianobacterias. Las alternativas para evitarlas, de acuerdo a la ingeniera Viviana Piñánez, pueden ser la instalación de alcantarillados.
A las cianobacterias no se las identifica necesariamente por el color. El lago puede presentar zonas verdes sin que esto signifique su proliferación. Cuando baja el nivel del agua y el sol ilumina el fondo del lago, esto provoca que las plantas realicen el proceso de fotosíntesis.
“Entonces, las algas crecen. Al ser su tiempo de vida tan breve, se pudren y emiten esa sustancia verde que se ve en el lago. Eso no es necesariamente cianobacteria”, explica Abelardo Martínez.
Las cianobacterias, en sus palabras, se forman cuando dicha descomposición orgánica de las algas se mezclan con las cargas de contaminantes que llegan al lago.
“Ahora no existen cianobacterias, de acuerdo a los reportes del Cemit”, asegura el ingeniero. “Eso no significa que más adelante pueda volver a salir”, añadió. “Toda la cloaca que está llegando al lago viene de la zona de San Lorenzo, Areguá, Capiatá, Itauguá, Ypacaraí. Porque muchos vierten directamente a los arroyos”.
Entre los objetivos principales del programa de saneamiento está la prevención de dichas baterías. “Vamos a buscar que la calidad del lago mejore y que ya no haya esta mezcla que forma las cianobacterias”, destacó el técnico del Dapsan.
Estimó que el proyecto de saneamiento puede comenzar a implementarse para el 2026, atendiendo a que actualmente se prepara la introducción del programa al Congreso para su análisis correspondiente. “Tenemos el proyecto hecho, y estamos esperando para iniciar con las obras”.
Cinco años de cárcel para contaminantes
La directora de la Conalaypa, Viviana Piñánez, subrayó que se realizan trabajos con el Mades para tratar las denuncias relacionadas a los desechos que enturbian el lago. “Derivamos a la Fiscalía las denuncias, de acuerdo al nivel del problema, y a partir de eso se toman medidas para aplicar sanciones”, explicó.
El artículo 8 de la Ley 716/96, que sanciona delitos contra el medio ambiente, estipula que quienes viertan desechos industriales no tratados de conformidad a las normas que rigen la materia (...) serán sancionados con uno a cinco años de cárcel y multa de 500 a 2.000 jornales mínimos.
Estudio de cianobacterias en prestigiosa revista extranjera
La prestigiosa revista Case Studies in Chemical and Enviromental Engineering (Cscee) publicó un estudio realizado por el Cemit acerca de la proliferación de cianobacterias. Gilberto Benítez, doctor en microbiología y participante de la investigación, explicó a Última Hora que el trabajo consiste en una exposición del monitoreo que se hizo durante el 2015 y 2016, cuando se registraron importantes floraciones de cianobacterias.
El estudio menciona que en el lago se registró un avanzado estado de eutrofización. Benítez explicó al respecto que todas nuestras actividades generan algún tipo de desecho, y que si esto se trata de manera adecuada y alcanza al ecosistema, este tiene la capacidad necesaria para regular tal alteración.
“Al lago Ypacaraí llega una gran cantidad de afluentes domésticos o industriales que no son tratados de manera adecuada y esto genera un impacto negativo en el ecosistema. Porque el ecosistema ya no puede más autoregularse, en función a esa carga de contaminantes”, detalló el profesional. “Hay un exceso de ciertos compuestos químicos en el agua, específicamente de nitrógeno y fósforo, que dan a ese estado que se denomina eutrofización”, añadió.
El crecimiento de la ciudad, según Benítez, provoca cada vez más desechos y, por lo tanto, contaminantes y efectos negativos para el ambiente. Por ello se hace necesario crear un sistema que drene dichos desechos.
“Se tienen que hacer redes de desagüe cloacales que terminen en un sistema de tratamiento que funcione correctamente, para que esa agua tratada, una vez liberada al ecosistema acuático, genere el menor impacto ambiental posible”, recomendó.