22 feb. 2025

Lamentos de temporada

Con abundante energía de las hidroeléctricas, parte de la población sufre cortes de energía eléctrica en plena ola de calor. Ese es un clásico del verano, pero igual cuesta acostumbrarse.

Somos un país con recursos, y pese a lo que tenemos, muchos paraguayos y paraguayas la pasan muy mal porque no tienen acceso a ellos.

Con abundante energía de las hidroeléctricas, parte de la población sufre cortes de energía eléctrica en plena ola de calor.

Ese es un clásico del verano, pero igual cuesta acostumbrarse.

En un país que tiene Acaray, Itaipú y Yacyretá, esas promociones que ofrecen generadores eléctricos para enfrentar el verano parecen un chiste, pero es la vergonzosa realidad. Nuestros recursos están tan mal manejados por los inútiles que nos vienen malgobernando desde hace más de 70 años que ya queda poco que decir, salvo que culpa tienen no solo los malos administradores, sino también quienes los votan.

Después vamos a escuchar las clásicas excusas: el gobierno anterior no invirtió y por eso nomás hay cortes… Nosotros ko no tenemos la culpa, es la culpa del presidente anterior… Y lo dirán sin sonrojarse, porque la gente se lo permite, les permite el descaro de no asumir que el Paraguay viene siendo gobernado por el mismo partido desde 1947.

Otro recurso mal gestionado es el agua. En este caso no son los cortes, sino la total falta de acceso. Precisamente este es el caso de los que viven en el Chaco paraguayo.

Un artículo publicado por este diario el pasado domingo reportaba que el Departamento de Boquerón se encuentra en estado de emergencia ambiental, vial y alimentaria a causa de la sequía, la cual afecta tanto a poblaciones lejanas de las ciudades como a los animales, pues no llueve por ahí desde hace seis meses.

Decía el artículo que las ciudades afectadas son Pozo Hondo, Pratt Gill, Pelícano y Joel Estigarribia, entre otras y pudimos ver las fotos publicadas, que mostraban la situación de los animales silvestres que se encuentran desahuciados por la falta de agua. Como esto no fuera suficiente castigo, las rutas se encuentran en un estado deplorable a causa de la larga sequía, lo que hace casi imposible la circulación de los pobladores.

Hace más de un mes, Última Hora había publicado otra información. Esta relataba el drama que viven comunidades indígenas nivaclé por la sequía y la escasez de agua potable. La necesidad y la urgencia obligan a los habitantes de esta comunidad a beber agua de un tajamar, un agua de color marrón, la cual, a pesar de que intentan filtrar con sus remeras, no es suficiente y se ven obligados a beber agua turbia, insalubre y salada.

Somos un país sin catástrofes climáticas, bueno, quitando los efectos del calentamiento global y la ola de calor, no tenemos terremotos, ni ciclones, salvo el de barrio Obrero. No obstante, como país sufrimos una gran desgracia: tenemos los peores gobernantes del universo.

Con tantos recursos y no podemos pasar un verano sin cortes de energía y de agua. Y en tiempos como los que vivimos da vergüenza reclamar esas cosas, no solo porque tenemos los recursos, sino por el mundo en que nos toca vivir.

Da vergüenza cuando vemos las pocas imágenes que llegan desde Gaza, esas que muestran a niños tratando de juntar con la mano un poco de agua de un convoy de ayuda humanitaria que fue bombardeado. Porque miren que allá sí que tienen serios problemas: sin agua, sin alimentos, sin energía eléctrica. Según datos de Naciones Unidas, a medida que pasan las horas sigue creciendo la cifra de niños afectados por el conflicto, miles de ellos están muertos, o desaparecidos o en cautiverio; y más de un millón están sin agua, comida y productos básicos.

Gaza se está convirtiendo en un “cementerio” para los niños, dijo un responsable de Unicef.

Los niños, los bebés, las mujeres, los ancianos y los jóvenes palestinos mueren de a miles bajo la atenta e indiferente mirada de un mundo que se dice civilizado.

Acá en Paraguay nos quejamos de onda, porque sin bombardeos ni invasiones votamos cada cinco años por los verdugos que nos roban la calidad de vida y la esperanza.

Más contenido de esta sección