En 2019, año en que el líder de la ultraderecha llegó al poder, había 197.390 armas de fuego registradas en manos de particulares, número que para finales de junio de este año se había disparado hasta los 673.818 registros, según datos del Anuario Brasileño de Seguridad Pública, divulgado el martes.
Las cifras corresponden a las bases de datos del Ejército que incluyen los registros de armas de fuego para caza, tiro, actividad deportiva y de colección.
Pero si se miran esos datos, junto con los que tiene el Sistema Nacional de Armas (Sinarm), el número de armas de fuego en manos de particulares sobrepasa las existentes en los órganos públicos y casi una tercera parte de ellas están con los registros expirados.
De los 4,4 millones de armas de fuego que hay en manos de particulares en el gigante suramericano, casi 2,9 millones cuentan con los registros activos, pero 1.542.168 circulan de forma irregular en el país.
“Eso es preocupante porque demuestra la fragilidad del control que existe hoy (en el país) con relación a la política de armas de fuego”, aseguró David Marques, coordinador de proyectos del Forum Brasileño de Seguridad Pública, en una rueda de prensa tras la presentación del Anuario.
FISCALIZACIÓN. Para el experto, Brasil cuenta con una capacidad “muy baja” de fiscalización y licencias que se extienden por un período “muy largo” (10 años), en el que pueden cambiar aspectos de la capacidad sicológica de quien las porta, o técnica, del artefacto, pero también sobre el paradero de las mismas, pues en ese tiempo pueden haber caído en manos del crimen o estar guardadas en un cajón.
Los más de 4,4 millones de armas en manos de particulares evidencian una realidad promovida desde el máximo cargo del país por Bolsonaro.
“El crecimiento de ese número ya era conocido desde de 2018, pero se dio con mayor intensidad a partir de 2019 con los decretos que flexibilizaron la política de acceso”, indicó Marques.
Por eso, el experto insiste en la necesidad de implementar controles más drásticos sobre los ciudadanos que poseen armas de fuego, para que no terminen “migrando al universo de la ilegalidad”.