Científicos encabezados por la Universidad de Queensland (Australia) analizaron casi dos décadas de datos sobre el comportamiento de las ballenas jorobadas y publican ahora sus resultados en la revista Communications Biology.
En 1997, los machos cantores tenían “casi el doble de probabilidades de intentar reproducirse con una hembra que los no cantores”, señala la investigadora Rebecca Dunlop, una de las firmantes del estudio.
Sin embargo, en 2015 la situación había cambiado, pues los machos que no cantaban tenían casi cinco veces más probabilidades de ser vistos intentando reproducirse que los que sí lo hacían.
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Para la investigadora, se trata de un cambio de comportamiento “bastante grande” y sugiere que los humanos no son los únicos que están sujetos a “grandes cambios sociales en lo que respecta a los rituales de apareamiento”.
Los científicos creen que el cambio se ha producido progresivamente a medida que las poblaciones se recuperaban tras el cese generalizado de la caza de ballenas en la década de los años sesenta.
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Al haber más machos, la competencia es feroz y lo último que quiere hacer uno de ellos es anunciar con su canto que hay una hembra en la zona, porque podría atraer a otros machos, situación en la que deben competir o abandonar, según Dunlop.
Entre las ballenas jorobadas, la agresión física tiende a manifestarse con embestidas e intentos de darse cabezazos, lo que conlleva el riesgo de lesiones físicas, por lo que “los machos deben sopesar los costes y beneficios de cada táctica”.
La científica indicó que “será fascinante ver cómo se sigue configurando el comportamiento de apareamiento de las ballenas en el futuro”.