“El río Yguazú en su caudal normal tiene un promedio de 1.500 metros cúbicos por segundo y actualmente está con 280 metros cúbicos por segundo. Lo cual indica que está en un nivel muy, muy bajo. Se ve un poco de agua nada más en la Garganta del Diablo y el Salto San Martín. El resto está prácticamente sin nada de agua”, relata Sergio Acosta, intendente del Parque Nacional Iguazú.
Para el entrevistado la sequía que afecta al centro y este del Brasil, donde nace el río Yguazú, en la Serra do Mar, sobre la costa Atlántica, sería la principal causante del fenómeno cíclico. “Es un fenómeno cíclico. La última vez que se registró una bajante así fue en el 2006, hace 14 años. Lo cual indica que estos ciclos tienen una duración de entre 10 y 14 años, los ciclos se acortan un poco por el cambio climático que afecta, y mucho, sobre todo por la gran desaparición de la masa boscosa, la mata selvática. Entonces, esto indudablemente influye tanto en las crecidas, inundaciones o sequía. Lo cual habla a las claras que el cambio climático golpea, nos afecta y esta es una de las formas”, sostuvo.
El superintendente sostiene que las represas que existen aguas arribas influyen más en los tiempos de crecientes, o inundaciones, cuando sueltan el flujo de agua al abrir las compuertas, pero en épocas de sequía no tendría influencia, ya que no existe agua suficiente incluso para la producción de energía eléctrica por el nivel muy bajo del río.
Las imágenes de las Cataratas del Yguazú, de 70 metros de altura, con apenas un pequeño hilo de agua en los principales saltos del lado argentino principalmente, con las piedras que deja ver el lecho de río casi seco, hablan por sí sola.