Estas son las claves del último escollo en unas negociaciones que se han alargado por más de 20 años.
Protección medioambiental. La Comisión Europea propuso a principios de este año un anexo al acuerdo ya negociado en el 2019, en el que contemplaba sanciones sobre aquellos productos procedentes de áreas deforestadas.
El añadido buscaba incorporar al acuerdo una nueva regulación de la UE que obligaba a las empresas a verificar el origen lícito de las importaciones.
El líder brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien ejerce como presidente pro tempore del Mercosur, ha rechazado de forma tajante el anexo, al considerar que podía derivar en restricciones a las importaciones sudamericanas y que reflejaba una falta de confianza en el bloque.
Además, Lula ha asegurado que, a diferencia del gobierno del ex presidente Jair Bolsonaro, su Ejecutivo está combatiendo la deforestación, como demuestra la disminución reciente de la tala ilegal en la Amazonía.
Compras gubernamentales. La primera versión del acuerdo, que fue firmada en el 2019, contemplaba que los países del Mercosur abriesen sus compras gubernamentales a la competición de las empresas europeas, una acción que sería replicada por los miembros de la UE en sentido inverso.
El bloque suramericano (formado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay) quería renegociar ese punto del acuerdo para establecer compromisos “más equilibrados”.
La oposición de Francia. Francia ha acompañado con recelo desde un inicio las negociaciones del acuerdo por miedo a que la reducción de aranceles sobre las importaciones de carne brasileña dañase a los granjeros franceses. Macron dijo el sábado durante una rueda de prensa que el acuerdo “no es bueno para nadie”. La Comisión Europea, que es la encargada de negociar los acuerdos comerciales de la UE, reafirmó este lunes su voluntad de cerrar las negociaciones lo antes posible, pero la oposición de un país miembro con el peso de Francia supone un obstáculo importante.
MILEI Y PEÑA. La inminencia de la investidura del presidente electo argentino, Javier Milei, prevista para el próximo domingo, ha supuesto un lastre para los negociadores argentinos, nombrados por el Gobierno saliente.
Milei se ha mostrado crítico con el Mercosur, al que ha tachado de “unión aduanera de mala calidad” y durante la campaña amagó con sacar al país del bloque, aunque ha suavizado su discurso desde entonces.
Al cambio en el Gobierno argentino, se añade la postura crítica del nuevo presidente de Paraguay, Santiago Peña, quien tomará el relevo de Lula como líder pro tempore del bloque este jueves. Peña ya había avisado de que él no iba a “continuar” con las negociaciones si estas no se cerraban antes de final de año.