16 sept. 2024

Las estafas telefónicas dejan botín millonario a presidiarios

Un cateo permitió descubrir que cada uno de los presos que se dedican a este negocio ganó cerca de G. 20 millones solo en el mes de mayo. Desde la Fiscalía nada se hace. Muchos ya cayeron en el engaño.

Por Bernardo Agustti
bagustti@uhora.com.py
“Dame saldo”, “Señor, su línea de teléfono salió premiada”, en los casos más suaves son algunas de las formas en que muchos de los internos de Tacumbú y de otras cárceles del Paraguay se dedican a estafar.
Durante un cateo realizado en la Penitenciaría de Tacumbú los servicios de seguridad descubrieron una agenda en donde consta que cada uno de los reclusos que se dedicaba a este tipo de estafa tuvo una utilidad de G. 20 millones en el mes de mayo.
Los estafadores se valen principalmente de la ingenuidad de los dueños de teléfonos, por eso eligen códigos que supuestamente se usan en el interior del país, donde la gente es más incauta y menos informada. Por eso a los prefijos que más llaman son los que terminan en 2, 3 y 5.
“En el dame saldo” apelan a la morbosidad de la persona que recibe el saldo, ya que si es un varón piensa que quien le pide es una mujer y accede. En el caso de “su número salió premiado”, se aprovechan de la necesidad de la gente.
En este último caso, para acceder a estos supuestos premios la persona beneficiada debe dar a la supuesta empresa que otorga el premio el código oculto de tarjetas telefónicas. Además dan poco tiempo para cumplir con ese requisito y así evitar que la víctima se percate del engaño.
La Policía estima que solo en el penal de Tacumbú existen 145 chips dedicados a pedir dinero.
EL INGRESO. En la agenda requisada durante el cateo a una de las celdas se lee que en el mes de mayo uno de los reclusos tuvo una ganancia líquida de nada menos veintiún millones de guaraníes.
Los responsables del operativo señalaron que esta suma de dinero es producto de varias llamadas realizadas por uno de los internos a personas que cayeron en las garras del engaño, creyendo que los premios se les iban a entregar tras la carga de los saldos.
La empresa Mocipar, cuyo nombre es el más usado, en reiteradas ocasiones lanzó comunicados reiterando que jamás ha estado en ese tipo de promociones.
Pese a esto los embaucadores siempre logran engañar a personas de condición humilde, quienes confiadas en que son acreedoras de los premios que se ofrecen, caen fácilmente.
CÉDULAS. En esferas policiales se desconfía de que los chips que son utilizados por los internos son adquiridos a nombre de ciertas personas que en su momento dejaron la fotocopia de cédula en alguna casa de empeños o entidades financieras clandestinas que se dedican a prestar dinero.
Los agentes explicaron que los pagarés son retirados pero la fotocopia de cédula no se devuelve al cliente.
Pese a que existen reiteradas denuncias acerca de esta estafa a través de los teléfonos móviles, no existe una intervención de parte de la Fiscalía, que se desentiende del caso y en más de una ocasión se escuchó decir a los representantes del Ministerio Público que nada pueden hacer.
Las personas que caen al consultar cómo pueden hacer para cobrar los premios reciben de parte de los estafadores un tiempo mínimo para el envío de saldos de tarjetas celulares, de tal forma a tener poco tiempo para reaccionar o darse cuenta de que es víctima de una estafa. Un seudónimo que utiliza la persona que atiende a las posibles víctimas es Aldo Lezcano.
De acuerdo a las investigaciones, estos presidiarios transfieren nuevamente estos saldos a sus familiares para que estos los vendan a los interesados fuera de las paredes de los penales.
Periodistas de Última Hora en varias ocasiones intentaron mantener una conversación más prolongada con el supuesto Lezcano, pero cuando éste se percató de que no iba a caer la supuesta víctima empezó a agredir verbalmente.
Un hecho llamativo es que el penal de Tacumbú tiene un aparato para bloquear las llamadas a través de celulares, pero sin embargo las señales siguen entrando y saliendo de la prisión. Las llamadas con pedido de saldo no son la única forma de extorsión. También desde Tacumbú se pide dinero para recuperar vehículos robados o para evitar supuestos secuestros.
Días atrás fue capturado Luis Santiago Céspedes, quien intento cobrar G. 7 millones para su cuñado Cristhian Florentín Rojas, interno de Tacumbú. El dinero era en pago para recuperar un camioneta robada.
Eliodoro Benítez Galeano fue atacado por un desconocido en 31ª Proyectada y Estados Unidos y fue llevado hasta Emergencias Médicas para su atención.

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