La mujer de 32 años, iluminada por potentes focos, realiza una danza tradicional moviéndose como una mariposa y desplegando su abanico.
Su público habitual suelen ser hombres maduros con recursos que siguen la ceremonia en una pequeña sala llena de tatamis.
Pero ahora los espectadores de Chacha la ven a través de una pantalla e incluye mujeres y familias con niños.
"¿Como pasaron el tiempo en sus casas?” pregunta la geisha. “Yo estuve jugando a Animal Crossing mientras duraba el estado de urgencia”, dice a sus espectadores en referencia a un conocido videojuego.
Japón, relativamente poco afectado por la pandemia de coronavirus, impuso el estado de urgencia que también paralizó la vida cultural y nocturna.
“Nuevos desafíos”
En el ceremonial de la geisha, casi todo va en contra de las medidas de distancia física, desde los cantos y danzas en espacios reducidos hasta las charlas regadas con sake.
Un desastre para Chacha, cuyo salario se quedó en cero y espera con impaciencia una ayuda del gobierno.
“Normalmente estamos muy ocupadas en abril, mayo y junio”, explica a la AFP. “Pero este año no hay veladas, cero”.
Por eso decidió hacerlas online, en el marco de “Meet Geisha”, un sistema que puso e marcha el año pasado una compañía informática japonesa.
Al principio la idea era promover los espectáculos de geishas entre los turistas de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y en un ambiente menos intimidante.
Pero el coronavirus obligó a aplazar los juegos y cerró las fronteras al turismo internacional, lo que llevó a las empresas a asociarse con las geishas de Hakone, una ciudad a unos 80 kilómetros al suroeste de Tokio, para proponer una versión virtual, explica a la AFP la responsable del proyecto, Tamaki Nishimura.
“Están abiertas a nuevos desafíos y no son prisioneras de los estilos tradicionales”, se felicita.
La cultura de la geisha está asociada a Kyoto, la antigua capital de Japón, pero existen otras comunidades en todo el país, como las cerca de 150 geishas activas en Hakone.
Contrariamente a la idea errónea de algunos occidentales, las geishas no son prostitutas sino artistas altamente calificadas.
Público joven y femenino
Chacha confiesa que al principio estaba un poco perdida y no sabía como utilizar un ordenador porque solo tiene una tableta.
“Tenía un gran interrogante encima de la cabeza”, bromea.
“Uno de los objetivos de este servicio es llegar a un nuevo público más joven”, con precios más atractivos, dice Tamaki Nishimura.
“Un día tuvimos un grupo de ocho personas en Corea del Sur que pagó el servicio como regalo de cumpleaños para uno de los participantes. Era más de lo que esperábamos”, recuerda.
Michiko Maeda, de 65 años, una de las clientas del espectáculo online de Chacha, dice que se decidió gracias a este formato a distancia.
“Creo que mucha gente tienen el sentimiento que las veladas de geishas no están hechas para las mujeres”, explica.
Ahora “estoy convencida que un mayor número de entre nosotras irán a las casas de geishas de Hakone, ¿verdad?” dice a las demás espectadoras en la pantalla, que aprueban con la cabeza.
“Me gustaría deshacerme de nuestra imagen afectada”, dice Chacha, que espera que la gente venga más adelante a Hakone “e interactúe con nosotras de verdad”.