28 abr. 2025

Las Hermanas Vicentinas cuidan con amor a niños desamparados

Los tres hogares que las Hermanas Vicentinas tienen en Asunción sirven de resguardo a niños en situaciones de riesgo, así como a huérfanos y enfermos. En el lugar, los pequeños vuelven a encontrar el sentido de la vida.

Por Clara Patricia Gómez Alvarenga
clgomez@uhora.com.py

La orden religiosa de las Hermanas Vicentinas, siguiendo con el afán de servir a los más necesitados y desamparados, cuida, abriga y forma a niños en situación de riesgo, enfermos de sida y leucemia y huérfanos, en los tres hogares que instalaron en Asunción.
Medalla Milagrosa es uno de los albergues que atiende a actualmente a 50 niñas, entre 7 y 16 años, que fueron abusadas por miembros de su entorno familiar o abandonadas a su suerte en las calles capitalinas.
La mayoría de estas niñas son campesinas provenientes de San Pedro, Choré y Caazapá, entre otros lugares, que acompañan a sus madres que llegan hasta Asunción para trabajar.
“Traen a sus hijas consigo, porque en la campaña son abusadas por los tíos o los abuelos. Lo positivo es que ellas –una vez que llegan al hogar– superan todo, saltan, gritan y hasta viven como en su casa”, comentó la hermana Guillermina González, encargada del lugar.
Las pequeñas permanecen en el hogar durante la semana para asistir a la escuela pública Nuestra Señora de la Asunción, aunque la mayoría de ellas (unas 28) saben poco o nada de sus padres y miran con tristeza cuando sus demás compañeras de habitación son retiradas por sus madres.
Última Hora fue hasta el lugar un día viernes y mientras algunas se preparaban para encontrarse con sus familiares, otras denotaban tristeza en su mirada, al tiempo de hacer un esfuerzo por intentar comprender su destino.
Estas ocupan el tiempo cantando, jugando o viendo la televisión para intentar evadir sus penas interiores.
Ante cualquier inconveniente psicológico que ellas puedan presentar, en el lugar cuentan con psicólogos, pediatras y trabajadores sociales, quienes colaboran de manera voluntaria.

POCO DINERO. La comunidad religiosa de las Hermanas Vicentinas otorga a este hogar 5 millones de guaraníes por mes. Con el monto se cubren el sueldo de la empleada y las cuentas de luz, agua y alimentos de primera necesidad como leche, carne, verduras, aceite y azúcar mientras que también reciben víveres donados.
El dinero recibido no es suficiente para cubrir la demanda de gastos, por lo que estos también son solventados gracias a la caridad de la gente “y gracias a Dios no nos falta nada”, señaló la religiosa.
Pese a la importante labor que desempeña, el Hogar Medalla Milagrosa no recibe ningún rubro de parte del Estado. “Al contrario, nos vienen la luz y el agua muy caras. A veces tengo ganas de llamar a las radios y pedir ayuda, pedir un vehículo para ir al Abasto, porque yo voy trayendo de a poquito los alimentos en la medida de mis posibilidades”, agregó la hermana Guillermina.

MÁS HOGARES. Otro hogar para niñas es Santa Luisa de Marillac, ubicado a escasas cuadras del Hospital de Clínicas. Ahí viven unas 81 niñas, entre 2 y 19 años, quienes son amparadas con tan solo 6 millones de guaraníes mensuales. Mientras que en Tablada Nueva se encuentra el hogar para niños San Vicente de Paul.
Las Hermanas Vicentinas sirven a los más necesitados y se las ingenian para solventar los cuantiosos gastos ocasionados. Mientras tanto, la demanda de niños en condiciones de riesgo aumenta a diario en el país, y en estos casos la solidaridad pasa a ser una constante para la subsistencia de los tres hogares.
“Estamos para ayudar a la niñez porque es la etapa de la vida más importante. Buscamos evitar los traumas que se van acrecentando a medida que ellos van creciendo”, dijo con ese afán de ayudar la hermana Guillermina, quien asegura que a pesar de ser enfermera ha encontrado en estos dos años de contacto con la infancia su verdadera vocación.