El último balance de víctimas se mantuvo estable con respecto al sábado, con 156 fallecidos, 94 desaparecidos y 806 heridos desde finales de abril.
Las inundaciones, lluvias torrenciales y deslizamientos de tierra han causado estragos en el 90% de los municipios del estado de Rio Grande do Sul, una importante región agropecuaria e industrial en el sur de Brasil, con una población de 11 millones de habitantes.
La red pública de hospitales y el sistema educativo han sido severamente dañados, lo que dificulta la vuelta a la normalidad.
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De acuerdo con Defensa Civil, 1.058 escuelas fueron damnificadas o presentan problemas de transporte o acceso, o han sido destinadas para albergar a los afectados de las inundaciones, perjudicando la vida de 378.887 alumnos.
Un tercio de los estudiantes de Rio Grande do Sul aún no tiene una fecha prevista para retornar a las aulas.
En total hay de 2,3 millones de damnificados en esta región fronteriza con Uruguay y Argentina, de los que más de medio millón tuvieron que abandonar sus hogares y marcharse a albergues o las casas de parientes o amigos.
Desde el inicio del desastre, las autoridades brasileñas, con un efectivo en campo de cerca de 30.000 agentes, han rescatado a 82.666 personas y 12.215 animales.
El Gobierno de Rio Grande do Sul anunció el viernes la construcción de cuatro “ciudades temporales” en las de Porto Alegre, Canoas, São Leopoldo y Guaíba para albergar a los miles de afectados.
Porto Alegre, la capital regional, sigue con algunos barrios inundados y su aeropuerto internacional fuera de servicio por lo menos hasta septiembre, aunque en los últimos días ha comenzado a bajar el nivel del río que baña la ciudad.
Fuente: EFE