La primera gran protesta fue la que pasó a la historia como el Marzo Paraguayo, ocurrida en 1999. Entonces, el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña, el 23 de marzo, provocó una crisis política y social. Las manifestaciones culminaron con varios asesinatos y el presidente Raúl Cubas tuvo que renunciar.
Desbloqueo. En junio de 2012 la ciudadanía volvió a demostrar su fuerza, cuando los legisladores huyeron por la Costanera para evitar escaramuzas con quienes reclamaban el desbloqueo de listas, sistema que precisamente se implementará en las próximas elecciones municipales.
Hubo rabia, furia e indignación ciudadana contra los “dipuchorros” y “senarratas”. Esta situación generó luego el repudio público a los parlamentarios y sus familias, donde sea que estos se dejaran ver. Así llegaron los escraches.
Enmienda. Ya en marzo del 2017, se produce la quema del Congreso ante el intento del cartismo y sus aliados de la enmienda pro reelección. Hubo cientos de detenidos y hasta una víctima fatal: El joven dirigente liberal Rodrigo Quintana. Se evitó la introducción del mecanismo en la Constitución Nacional.
Ahora las manifestaciones son contra toda la clase política. La socióloga e investigadora Milda Rivarola, señala que somos testigos de movilizaciones caracterizadas por su diversidad y falta de liderazgo claro, con personas que dejan de lado sus diferencias para consolidarse en una multitud. “Son movilizaciones antisistema, la cuestión es si tienen la capacidad de transformar el sistema o el sistema va a terminar aprovechándolo”, reflexionó.
A su vez, al analista Alfredo Boccia Paz le llama la atención la persistencia de las protestas, que sean convocadas redes sociales, la falta de líderes y la cantidad de gente joven involucrada. “Otro punto llamativo es que más anticlase política”, coincidió.
Finalmente, el ex senador Hugo Estigarribia lamentó que los representantes en el Congreso esten disociados de la realidad. Subrayó el doble discurso del cartismo, que por un lado critica al presidente Mario Abdo, pero por otro lado lo blinda en el Congreso. Además, reflexionó sobre la falta de resultados en las urnas para cambiar el país. Dijo que en Paraguay hay una democracia en la cual se tienen los votos que se puedan controlar. “El problema es que ya en las internas los grandes movimientos controlan las mesas electorales. El fraude está legalizado ya en las internas”, cuestionó.
La cuestión es si las protestas van a transformar el sistema o el sistema va a terminar aprovechándolas.
Milda Rivarola,
socióloga.
Esta vez no hay ningún político en las manifestaciones, son anticlase política y sin liderazgos claros.
Alfredo Boccia Paz,
analista.
Los representantes en el Congreso están disociados de la realidad. La calle se expresa y los políticos deben escuchar.
Hugo Estigarribia,
ex senador.
