Uno de sus mayores exponentes es el actual mandatario argentino Javier Milei, cuya perorata anticasta parece más bien una excusa. Lo curioso, o grave, es ver a exponentes de esta corriente en nuestro país. La muerte del Estado es, quizás, uno de los principios que avalan con más firmeza. De hecho, Milei había afirmado ser “un topo” cuya función era destruir el Estado en una entrevista con la periodista estadounidense Bari Weiss, en su ciclo de entrevistas Honesty publicado en el canal The Free Press.
Hay un fuerte discurso contra la corrupción; sin embargo, según el medio argentino de verificación de datos Chequeado, Milei realizó 11 viajes al exterior desde que asumió el 10 de diciembre de 2023, y pasó 44 días fuera del país (2 de cada 10 días de gobierno). El destino más frecuente fue Estados Unidos y los primeros 5 vuelos costaron casi US$ 218 mil. Cuando la periodista libertaria Beri Weiss le tiró un salvavidas al presidente argentino y le pidió un mensaje para quienes hoy no pueden comprar un litro de leche, él respondió que un presidente no se puede ocupar de la microeconomía. En el artículo El gobierno de Javier Milei: datos sobre el impacto de sus medidas afirman que el dato más reciente de la gestión de Milei muestra que el consumo de leche fue de 155,8 litros por habitante hasta mayo de 2024. Esto representa una caída del 19,2% con respecto al mismo período de 2023.
El fin de la casta parece ser, en realidad, la vuelta de los mismos actores de la crisis del 2001, cuando se vivió la crisis económica y social más importante de los últimos tiempos. Ahora incluso dicen que la superó. Mientras tanto, la motosierra sigue andando y el recorte es más cruel con quienes menos tienen.
Pero, como decíamos, lo que preocupa, amables lectores, es el auge de estas ideas de este lado del Paraná. ¿Acaso los fanáticos con fotos de serpientes no ven el estado de nuestras instituciones públicas? En Paraguay, hace mucho que el Estado está agonizando.
Podemos ver la prueba en el calamitoso estado de las calles, en la falta de planificación de nuestras ciudades, en el aislamiento total de las comunidades rurales, en el desempleo de la juventud y con más precisión en las escuelas y hospitales públicos… La desidia pareciera ser uno de los primeros puntos en agenda de quienes nos gobiernan.
El ascenso de las ideologías libertarias en la región es un fenómeno inquietante. Milei, con su peluquín, retórica anticasta y motosierra, no es sino el rostro visible de una agenda que nunca favorece a los derechos ciudadanos. En Paraguay, la creciente admiración por figuras que promueven la erosión del aparato estatal pone en peligro la ya frágil infraestructura pública. Las políticas de exclusión implementadas por siete décadas –prácticamente ininterrumpidas– del mismo partido al poder ya son suficientes representaciones de un Estado desinteresado, muchas gracias.