La investigación analizó, con herramientas de aprendizaje automático, más de 440.000 patentes biomédicas estadounidenses entre 1976 y 2010, para concluir que las de equipos compuestos solo por mujeres tenían “un 35% más de probabilidades de centrarse en la salud de las mujeres” que las de los formados por hombres.
En el caso de los grupos integrados en su mayoría por mujeres, estos tenían un 18% más de probabilidades de fabricar productos pensando en las mujeres.
Los datos muestran, además, que las mujeres tan solo estaban representadas en el 25% de las patentes.
Este efecto se mantiene a lo largo de las décadas y en todas las áreas de investigación, agrega el texto, firmado por Remrand Koning de la Universidad de Harvard; Sampsa Samila, de la Universidad de Navarra, y John-Paul Ferguson de la Universidad McGill.
Estos resultados sugieren que la brecha de género entre los inventores es parcialmente responsable de la “desaparición de miles de invenciones centradas en las mujeres desde 1976".
Los autores consideran que “las desigualdades en cuanto a quién inventa pueden conducir a desigualdades en cuanto a quién se beneficia de la invención”.
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Incluso hoy en día, solo el 35% de los científicos en las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM) y el 13% de los inventores de patentes de Estados Unidos son mujeres, lo que sugiere que “hay muchas ‘Curies perdidas’, niñas con talento que nunca llegan a descubrir e inventar”.
Las mujeres tienen “menos probabilidades de obtener patentes lo que implica que muchos descubrimientos prometedores centrados en las mujeres aún no se han comercializado”.
El equipo considera, además que, según cálculos aproximados, si todas las patentes inventadas entre 1976 y 2010 hubieran sido producidas por hombres y mujeres en paridad “habría habido alrededor de 6.500 invenciones más centradas en las mujeres”.
En un artículo de opinión relacionado con el estudio, Fiona Murray, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), indica que personas con experiencias vitales distintas -por su género, raza, origen socioeconómico, educación o nacionalidad, por ejemplo- ven “el mundo de manera diferente”.
Así, “explorarán un espacio de soluciones de forma diferente, estableciendo conexiones inusuales que vinculen ideas que de otro modo serían dispares”.
La científica destaca además que, “más allá de reconocer la pérdida de talento humano que surge cuando las mujeres están subrepresentadas en la innovación, este hallazgo destaca los tipos de problemas (y soluciones) que se pasan por alto en el sistema actual por su apoyo a un grupo homogéneo de inventores”.