El prefecto de la región Ile-de-France, Michel Cadot, hizo una visita en la mañana de este lunes para constatar la instalación y el buen funcionamiento de los nuevos dispositivos dictados por la Inspección de Trabajo.
Una vez finalizada, explicó en un comunicado que había autorizado “la reanudación de las obras de la catedral de Notre Dame” con medios de descontaminación que garantizarán “la salud de los trabajadores”.
Está previsto que puedan trabajar hasta 40 personas cada día, que tendrán que pasar por una unidad de descontaminación con duchas y con una zona de control que marcará la separación entra la llamada zona “limpia” y la “sucia”, y donde habrá un registro de incidentes.
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Los que entren habrán de llevar una acreditación que les servirá para franquear un torno, se tendrán que desvestir y ponerse una ropa que se quitarán antes de volver a salir y que será limpiada cada día por una empresa especializada. El procedimiento durará una media hora.
Para evitar idas y venidas entre el interior y el exterior, se han instalado unos váteres, además de unos carteles con las reglas que deben respetar todos los que se encuentran en el área de las obras, que además tienen que haber recibido una formación sobre el riesgo de la contaminación por plomo.
La razón es que, cuando se produjo el incendio el pasado 15 de abril, ardieron también varios cientos de toneladas de plomo de la techumbre y se dispersaron en forma de partículas, no solo en el espacio ocupado por la catedral, sino en una amplia zona por todo el barrio circundante.
Se hicieron análisis que pusieron en evidencia la presencia de plomo en los alrededores, en lugares sensibles como colegios, lo que generó una controversia sobre si en un principio no se habían tomado las medidas de precaución necesarias para la población en general y los trabajadores de las obras en particular.
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El Ayuntamiento de París acabó contratando a una empresa que a comienzos de agosto inició una campaña de descontaminación de varios colegios. Además, la semana pasada se comenzaron a limpiar de plomo los alrededores de la catedral, acción que se va a prolongar hasta finales de agosto.
El rector de la catedral, Patrick Chauvet, destacó este lunes que la vuelta de la actividad “es un alivio muy grande” por la “inquietud” que le genera ver el andamiaje que ya estaba colocado cuando se produjo el incendio para una serie de reparaciones, y que “sigue amenazando con caer encima de las bóvedas” que no resultaron dañadas.
En declaraciones a la emisora France Info, Chauvet dijo que la reanudación de las obras constituye para él “un signo de esperanza” e hizo notar que harán falta todavía cuatro meses para desalojar los escombros, por lo que no se puede excluir que haya nuevos desperfectos en la estructura.
“Se podrá decir que se ha salvado la catedral a comienzos de 2020", subrayó.
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Es el mismo mensaje que lanzó el Ministerio de Cultura y el propio Cadot, que recordó en declaraciones a Le Figaro que sigue vigente el decreto de peligro de derrumbe de la catedral.
“No estamos al abrigo de una tormenta muy violenta o de un temporal que debilite la estructura. Hay que ir rápido respetando los procedimientos de seguridad de los bienes y de las personas para empezar la reconstrucción propiamente dicha de Notre Dame”, señaló el prefecto.