Desde casi todos los pueblos y ciudades del país llegan testimonios de grupos de personas e instituciones que se movilizan en medio de las restricciones sanitarias para preparar y repartir alimentos a las familias más carenciadas. Las múltiples ollas populares, que permiten salvar a muchos compatriotas del hambre ante la crisis del Covid-19, ayudan además a revivir el espíritu del Paraguay más solidario, que muchos creían superado.
Las iniciativas son de diversa índole, desde donaciones de lotes de alimentos de empresas e instituciones, hasta grupos de vecinos también humildes que solicitan aportes y se congregan con los cuidados necesarios para cocinar un menú único en grandes recipientes y luego los distribuyen con base en un previo relevamiento de quienes necesitan.
En estos días, los medios han venido informando de iniciativas conmovedoras, como la de los pequeños productores de la Federación Nacional Campesina (FNC), que entregaron 11.500 kilos de alimentos a familias humildes de las zonas de General Aquino, Departamento de San Pedro; Caaguazú y Coronel Oviedo, Departamento de Caaguazú.
También resulta ejemplar la experiencia de familias humildes del Bañado Tacumbú que, con el apoyo de la Pastoral Social Arquidiocesana, a través del Centro de Ayuda Mutua Salud para Todos (Camsat) de la parroquia San Felipe, vienen implementando una serie de ollas populares para combatir el hambre.

El fenómeno solidario está siendo tan efectivo que el propio Ministerio de Salud, a través del Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN), ha debido aportar recomendaciones especiales para la realización de las ollas populares desde su página web.
Entre ellas, pide a los organizadores de esta iniciativa tener en cuenta la combinación de alimentos, para lograr una alimentación variada y saludable. También menciona que quienes se encargan de cocinar no deben presentar síntomas de alguna enfermedad o haber estado en contacto con personas expuestas; tampoco es recomendable que realicen esta tarea personas vulnerables de más de 60 años, embarazadas o menores de edad. Además, deben tener y utilizar correctamente los tapabocas. Entre otros cuidados sugeridos, desinfectar correctamente las frutas, verduras y otros alimentos, antes de la preparación, y más aún tener máximos cuidados a la hora de distribuir las comidas.
Sin soslayar el compromiso y el necesario esfuerzo gubernamental de hacer llegar de manera urgente la asistencia a los más pobres, hay que respaldar a quienes trabajan en los emprendimientos de las ollas populares, porque allí está la semilla de una sociedad mejor.