Novedosas o de sobra conocidas, mayoritarias o de nicho, serias o divertidas, las palabras del año nos ayudan a pensar en cómo usamos el lenguaje, cómo evoluciona y, sobre todo, a trazar un retrato del año que acaba a través de las que lo surcaron.
Y en este caso dibujan un periodo marcado por las alucinaciones que genera la inteligencia artificial y su contraposición con las cosas auténticas, las crecientes controversias políticas y sociales y las consecuencias de una crisis y una inflación disparadas en muchos países.
La polarización: un mundo que se agrupa en sus extremos
En el mundo hispanohablante es la Fundación del Español Urgente (Fundéu) la que, desde 2013, elige el término que mejor define el año.
En este 2023 su elegida ha sido polarización, recogida en el diccionario desde 1884, pero por desgracia muy presente en la vida política y social, el mundo deportivo, el debate en las plataformas digitales y tantos otros escenarios en los que parece haber una tendencia imparable a que las posiciones se alejen entre sí y copen los extremos.
El “alucinante mundo” que abre ante nosotros la IA
Un año antes, en 2022, la palabra del año de Fundéu fue inteligencia artificial. Sus siglas en inglés, AI, son la elección este año del prestigioso diccionario estadounidense Harper Collins.
Curiosamente, otras dos de las instituciones que designan palabra del año en inglés, el diccionario de Cambridge y dictionary.com, han coincidido en su elección, también relacionada de algún modo con la omnipresente inteligencia artificial: hallucinate (alucinar en español).
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Porque, como recoge dictionary.com, ese verbo ha añadido un nuevo significado en el mundo de la tecnología digital y la inteligencia artificial: “producir información falsa contraria a la intención del usuario y presentarla como si fuera verdadera y objetiva”.
Los sistemas de inteligencia artificial, popularizados en los últimos meses, están también detrás, aunque de otro modo de la decisión del diccionario estadounidense MerriamWebster: authentic (auténtico).
Y es que con la IA, dicen, “la línea entre lo real y lo falso se ha vuelto cada vez más borrosa” y, en consecuencia, en las redes sociales y el marketing lo auténtico ha cobrado una enorme importancia.
La crisis da mucho de sí en el lenguaje
La crisis (las crisis, en realidad) también han dado mucho juego a la hora de elegir palabra del año.
La Sociedad para la Lengua Alemana (GfdS, por sus siglas en alemán), una de la pioneras en esto de buscar el término que mejor define el periodo que acaba, ha optado por Krisenmodus (‘modo crisis’), que es ya casi una manera de estar en el mundo.
“Estamos rodeados de crisis; crisis aún no superadas como el cambio climático, la guerra entre Rusia y Ucrania o la crisis energética están siendo alcanzadas por nuevas crisis: la guerra en Oriente Próximo, la inflación, la crisis de la deuda…" señala la institución.
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El diccionario australiano Macquarie también va por el camino de la crisis y opta por cozzie livs, un término intraducible y que es un modo informal y casi humorístico de referirse al (disparado) coste de la vida y los problemas que lleva aparejados.
Otra editorial dedicada a los diccionarios (en este caso de neerlandés), Van Dale, también se ha fijado en la inflación y ha elegido por graaiflatie, un acrónimo formado a partir de codicia e inflación y que en español sería algo así como codinflación.
Y sí, significa lo que parece: la subida de los precios provocada por la codicia de ciertas empresas productoras o distribuidoras que se aprovechan de cualquier situación para aumentar sus ganancias a costa del bolsillo del consumidor.
‘Rizz’, el poder del carisma
La que quizá es la elección más popular del mundo, la que hacen los editores de los archiconocidos diccionarios de Oxford, se ha decantado por ‘rizz’ un curioso acortamiento de la palabra ‘charisma’ (curioso porque no se ha creado, como es habitual, con el inicio o el final de la palabra sino con su sílaba intermedia).
Los responsables de la elección explican que, en un mundo marcado por las relaciones públicas personales y profesionales, “lo que se necesita para triunfar es capacidad para atraer a otra persona a través del estilo, el encanto o el atractivo”. O sea, mucho carisma, charisma en inglés o, más a la moda, su forma abreviada rizz.
Su uso se ha disparado en 2023, aseguran, sobre todo después de que en una entrevista el carismático actor Tom Holland la usase justo para decir que carecía de ella: “No tengo rizz en absoluto”. Paradojas del lenguaje y las tendencias.
Fuente: EFE