–Desde la perspectiva del FMI, ¿cuáles son las principales fortalezas y debilidades de la economía local en el contexto actual?
–La principal fortaleza de Paraguay reside en su estabilidad macroeconómica, tanto en términos de política monetaria como fiscal, apoyada por un sólido sector financiero. Esta estabilidad se vio reflejada en la resiliencia que demostró el país a varios shocks adversos recientes. Además, la obtención del grado de inversión por parte de una de las calificadoras de riesgos principales fue un logro significativo para el país, justamente respaldada por dos décadas de políticas macroeconómicas prudentes y constantes que llevaron a una baja deuda pública, inflación estable y una sólida posición externa. Entre los desafíos, puede señalarse las brechas en infraestructura y servicios públicos, un mercado de capitales local pequeño que restringe la flexibilidad de financiamiento público y privado, y la vulnerabilidad a choques climáticos adversos. Todos estos factores siguen siendo considerados como vulnerabilidades importantes y barreras para atraer más inversión y estimular el crecimiento. Además, la inversión en educación y desarrollo de habilidades de la fuerza laboral, y el fortalecimiento de la gobernanza deberían mejorar la confianza de los inversores y el crecimiento potencial de Paraguay, lo que llevaría a una reducción adicional de la pobreza.
–¿Cómo evalúan las proyecciones de crecimiento económico para Paraguay en los próximos años, y qué factores podrían influir en estas proyecciones?
–Las perspectivas de crecimiento de Paraguay son alentadoras. Se proyecta un crecimiento de entre el 3,5% y el 4% a mediano plazo. Por un lado, el consumo seguirá siendo un fuerte motor dada la estabilidad de las expectativas de inflación y los menores costos de financiamiento. Por otro lado, la apertura de más mercados extranjeros ayudará con la expansión de los sector agrícola y ganadero. Se espera la afluencia de inversión extranjera directa en los sectores forestal y manufacturero, y podrían atraerse más inversiones ahora que el país tiene el grado de inversión. Hay riesgos para las perspectivas, pero se mantienen equilibrados. Las vulnerabilidades generadas externamente se relacionan con la variación de los precios de las materias primas. En el contexto interno, Paraguay está expuesto a fenómenos climáticos severos, como sequías e inundaciones, debido a su dependencia del agua para la producción agrícola y ganadera, el transporte fluvial y la generación de energía. La salud financiera de los fondos públicos de pensiones y salud y otros pasivos contingentes constituyen riesgos a mediano plazo que podrían ejercer presión sobre las finanzas públicas.
–En términos de inversión extranjera, ¿qué sectores consideran más prometedores y qué medidas deberían implementarse para atraer más capital al país?
–Dada su rica biodiversidad y una matriz energética completamente renovable, Paraguay podría atraer inversiones verdes, como en el sector forestal y derivados o para la producción de combustibles renovables. De cara al futuro, además de mantener y fortalecer la estabilidad macroeconómica, el gobierno trabaja en una serie reformas estructurales que podrían contribuir a este objetivo. Se está preparando una taxonomía verde que permitirá a los inversionistas identificar los sectores sostenibles. También el gobierno busca incorporar aspectos climáticos en cada etapa del ciclo de inversión pública para volverla resiliente a los choques climáticos y reformar la ley de APP para proporcionar oportunidades al sector privado de contribuir a la inversión pública. Estas y otras reformas de las autoridades son apoyadas tanto por el Instrumento de Coordinación de Políticas (no financiero) como por el Servicio de Resiliencia y Sostenibilidad, una nueva facilidad focalizada en medidas de adaptación y mitigación ante el cambio climático.
–¿Cómo ven el impacto de las políticas fiscales y monetarias actuales en la estabilidad económica del país y en su capacidad para enfrentar futuros desafíos?
–La trayectoria prevista de consolidación fiscal es consistente con la sostenibilidad fiscal a largo plazo. De cara al futuro, las autoridades deberían seguir aumentando el espacio fiscal, incluyendo a través de la movilización adicional de ingresos tributarios, para estar preparadas para futuros choques económicos, incluidos los choques climáticos que se intensifican y aumentan su frecuencia, la proyectada disminución de ingresos no tributarios, y la existencia de contingencias fiscales asociadas a pensiones y salud. Las autoridades han estado progresando de manera constante en su agenda de reforma fiscal para aumentar la eficiencia tanto en la recaudación de ingresos como en la gestión del gasto, lo cual forma parte de la agenda apoyada por el Instrumento de Coordinación de Políticas. El marco de meta de inflación ha sido beneficioso para el país al crear un entorno económico más estable. Recientemente, el Banco Central de Paraguay (BCP) tomó medidas proactivas para frenar los elevados niveles de inflación tras la pandemia. En la actualidad, la inflación se encuentra cómodamente dentro del rango meta, y las expectativas ancladas y estables.
