Durante la investigación se llevaron a cabo excavaciones en dos canteras de Gales, de donde ya se conocía que provienen las piedras azules, que han proporcionado nuevas evidencias de que su extracción se produjo hace 5.000 años.
Estas 42 piedras son las más pequeñas que conforman el famoso monumento de Stonehenge y se denominan así por estar construidas con bloques de arenisca de tono azulado.
Los geólogos ya conocían que provienen de las colinas de Preseli en Pembrokeshire (oeste de Gales), pero este nuevo estudio ha señalado las ubicaciones exactas de dos de estas canteras y ha revelado cuándo y cómo se extrajeron las piedras.
Lea más: “El monumento inglés de Stonehenge pudo ser un círculo perfecto”
En las excavaciones, que han durado ocho años, han participado, además de expertos de la UCL, arqueólogos de varias instituciones de todo el Reino Unido como la Universidad de Bournemouth, la Universidad de Southampton, la Universidad de las Tierras Altas y las Islas y el Museo Nacional de Gales.
El profesor de Arqueología de la UCL Mike Parker Pearson, que lideró el estudio, dijo que lo más “emocionante” de estos hallazgos es que acercan la posibilidad de “descubrir el gran misterio de Stonehenge: por qué sus piedras vinieron de tan lejos”.
“Todos los demás monumentos neolíticos en Europa fueron construidos con megalitos traídos desde no más de 10 millas de distancia (unos 16 kilómetros)”, afirmó.
Agregó que el objetivo ahora es “descubrir qué era tan especial en las colinas de Preseli hace 5.000 años, y si había círculos de piedra importantes allí, construidos antes de que las piedras azules se trasladaran a Stonehenge”.
La cantera más grande de donde se extrajeron las piedras se encuentra a casi 180 millas (unos 290 kilómetros) de Stonehenge en el afloramiento de Carn Goedog, en la ladera norte de las colinas de Preseli.
Stonehenge es uno de los monumentos megalíticos más famosos del mundo, que fue construido en el Neolítico hace entre 4.000 y 5.000 años cerca de la localidad de Amesbury, en el condado inglés de Wiltshire, y aún hoy está plagado de incógnitas que los arqueólogos tratan de resolver.