El presidente chino Xi Jinping –que un mes antes del incidente se preparaba para recibir en Pekín al secretario de Estado, Antony Blinken, en una visita oficial que fue cancelada– advirtió esta semana que Estados Unidos persigue la “contención, cercamiento y supresión de China”.
El Gobierno del presidente Joe Biden enfureció a Pekín al limitar el comercio de chips informáticos avanzados con China, alegando los riesgos de su uso militar, y se espera que el tono en Washington se endurezca a medida que se acercan las elecciones presidenciales del 2024.
SANCIONES. Estados Unidos también advirtió de nuevas sanciones, mientras presiona públicamente a China ante informes de inteligencia que señalan que Pekín considera la posibilidad de ayudar militarmente a Rusia en la guerra de Ucrania.
Avril Haines, directora de inteligencia nacional de Estados Unidos, señaló el miércoles en una audiencia en el Senado que el discurso de Xi fue “la crítica más pública y directa que le hemos visto hasta la fecha”.
“Probablemente refleje el creciente pesimismo en Pekín sobre la relación con Estados Unidos, así como las crecientes preocupaciones de Xi sobre la trayectoria del desarrollo económico interno de China y la tecnología autóctona, desafíos de innovación de los que ahora culpa a Estados Unidos”, dijo.
Haines sostuvo que los políticos chinos están cada vez más convencidos de que solo pueden promover la visión de Xi de una China poderosa “a expensas del poder y la influencia de Estados Unidos”.
También indicó que Xi estaba decidido a reafirmar su influencia sobre Taiwán, la democracia autónoma cuyas elecciones el próximo año generan preocupación sobre una eventual fuerte reacción china.
No obstante, Haines evaluó que China “todavía cree que se beneficia más evitando un espiral de tensiones y al preservar la estabilidad en su relación con Estados Unidos”.
Algunos funcionarios de Estados Unidos aseguran en privado que el alboroto político y mediático por el globo, una tecnología mucho más baja que el espionaje estadounidense de rutina en China, fue exagerado, aunque Blinken no tuvo más remedio que cancelar su viaje, ya que se habría visto eclipsado por el asunto.
Pero los funcionarios estadounidenses se sintieron frustrados porque los funcionarios chinos negaron continuamente que el globo fuera con fines de espionaje. Blinken tuvo un tenso encuentro el 18 de febrero con el jefe de la política exterior china, Wang Yi, al margen de la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde el estadounidense puso en el tapete el tema del globo y la invasión rusa de Ucrania.
Biden tuvo una conversación mucho más cálida con Xi en noviembre pasado en Bali (Indonesia), donde ambos dijeron haber acordado evitar que los desacuerdos se transformaran en un conflicto.
MANIOBRAS MILITARES. La reunión al margen de una cumbre del G20 se produjo tres meses después de que China organizara importantes maniobras militares, molesto por la desafiante visita a Taiwán de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
“Creo que hubo un momento en el que parecía que el deterioro se desaceleraba o tal vez incluso detenía, que potencialmente podríamos ponerle un piso a la relación”, dijo Jacob Stokes, miembro principal del Centro para la Nueva Seguridad estadounidense.
“Cada vez eso parece menos posible, al menos a corto plazo, sin una diplomacia muy creativa y si no hay cambio de puntos de vista, principalmente de Pekín, pero también de algunos en Washington”, opinó.
Hay algunos intentos para reducir los riesgos. El sucesor republicano de Pelosi, Kevin McCarthy, planea reunirse con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, en California, eludiendo su posible viaje a Taipéi, supuestamente a instancias de funcionarios taiwaneses que temían grandes represalias chinas.
Biden, un creyente de la diplomacia personal, ha dicho que planea tener otra conversación con Xi.
Pero hay muchos asuntos en el horizonte, incluida una posible prohibición a la exitosa aplicación para compartir videos propiedad de la china TikTok y las actividades de un nuevo comité de la Cámara de Representantes sobre China.
Por ejemplo, el lunes Biden se reunirá con los primeros ministros de Australia y Gran Bretaña para consolidar un pacto de submarinos nucleares que seguramente será visto por China como una amenaza.