23 dic. 2024

Latinoamérica iniciará recuperación en 2022, estiman expertos

Desempleo. Decenas de personas hacen fila en Santiago para una entrevista laboral.

Desempleo. Decenas de personas hacen fila en Santiago para una entrevista laboral.

La recuperación de las economías de Latinoamérica empezará a darse en los mejores casos en 2022, aunque en otros países se extenderá hasta 2025 y será necesaria la participación de todos los sectores de la sociedad para poder impulsar esta reactivación, coincidieron este martes expertos.

Durante los comentarios del informe Atrapados: alta desigualdad y bajo crecimiento en Latinoamérica y el Caribe, un reporte elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el ex presidente de México Ernesto Zedillo (1994-2000) destacó que la región de Latinoamérica ha sido la más rezagada de la economía global durante la pandemia.

Y esto, dijo, ha sido resultado de que “somos los más rezagados en contener” el avance del coronavirus.

Por ello, apuntó, mientras otras regiones del mundo recuperarán el producto interno bruto (PIB) a finales de este año, en América Latina esto ocurrirá hasta finales de 2022. Mientras que en México, donde el PIB cayó un 8,2% en 2020, será hasta 2025 cuando esto vuelva a niveles del 2019, consideró. “Las economías más productivas requieren de la edificación de un sólido Estado de derecho: el principio de igualdad ante la ley debe aplicarse efectivamente en todas las circunstancias”, zanjó.

CONTRATO SOCIAL. Laura Chinchilla, ex presidenta de Costa Rica (2010-2014), señaló que la región se encuentra en una trampa de desarrollo y, aunque el informe no lo dice, “sugiere que la trampa entre la desigualdad y bajo crecimiento significa que el contrato social no funciona”.

Señaló que el informe destaca el conjunto de factores que tienen atrapada a la región, específicamente los problemas de gobernanza, concentración de poder, percepción y violencia, entre otros.

No obstante, destacó que la discusión que plantea el informe “es oportuna” porque la región atraviesa por un momento de gran devastación pero esta “encrucijada” puede derivar en una oportunidad de cambio.

Para María Fernanda Espinosa, ex presidenta de la 73 sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la persistencia de la desigualdad en América Latina es una de las barreras de crecimiento de la región.

Indicó que la pandemia es una lupa que “magnifica” los déficits estructurales de Latinoamérica por lo que urge atender estas desigualdades que conllevan a un bajo crecimiento económico.

Mientras que Rebeca Grynspan, secretaria general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad en inglés), señaló que América Latina está atrapada en un PIB que no crece y en un contrato social que no se satisface, por lo cual es necesario trabajar en ello.

Afirmó que el tema del financiamiento para poder romper el círculo vicioso es un tema tan importante como los demás, “porque necesitamos los recursos para poder hacer las tareas que nos saquen de la trampa”, apuntó.Analistas reclaman un conjunto de medidas para combatir los problemas de gobernanza, concentración de poder, entre otros, para impulsar la recuperación económica de la región.

Alta desigualdad, bajo crecimiento
Latinoamérica estará “atrapada” entre la alta desigualdad y el bajo crecimiento económico hasta que sus gobiernos implementen políticas integrales que mejoren y universalicen la protección social de la población, revela el informe de ONU.
El director regional del PNUD, Luis Felipe López-Calva, explicó así el concepto de estar “atrapados": “Los problemas están relacionados y si seguimos reaccionando de manera parcial, si cada grupo propone políticas no integrales, es como si estuviéramos cavando y haciendo más grande el hoyo”. Su tesis es que Latinoamérica y el Caribe están en una “trampa dual” persistente de alta desigualdad y baja productividad alimentada por tres factores conectados entre sí: la concentración de poder, la violencia en todas sus formas y unas políticas de protección social que no funcionan bien. La brecha entre extrema riqueza y extrema pobreza y vulnerabilidad que caracteriza la región se profundizó más a raíz de la pandemia de Covid-19.

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