Garay, que participa con su banda “Minino Garay y Los Tambores Del Sur” en la 16 edición del festival de Tánger, Tanjazz, habla con cariño de sus viajes por África.
Un continente al que ha viajado con asiduidad en busca de las relaciones, las fuentes, la historia que lo unen con los ritmos de la “Latinoamérica más profunda, la rural, la de los esclavos africanos que llegaron y mezclaron su música con la local”.
"¿África dónde está, África dónde está?, lejos añora el negro a su tierra natal. África está en América y nunca morirá. Donde se encuentra un negro África vivirá”, recita durante la entrevista Garay, evocando así un poema que introduce en una de sus canciones y con el que deja patente la admiración que siente por la cultura africana.
Garay habla con entusiasmo de los afrocolombianos, los afroargentinos, los afroperuanos; de los hijos de los esclavos de lo que él considera una África perdida y de la que asegura sentirse “enamorado”.
El percusionista reitera en su discurso esa mezcla africana y música tradicional latina que ha escuchado a la gente de campo, en las fiestas patronales. Letras picarescas, bailes y la chacarera argentina que tanto ha marcado su carrera artística.
Porque aunque llegó a París en 1988 -en plena explosión de las culturas africanas-, para Garay, Argentina, concretamente su ciudad natal, Córdoba, es el sello que le define, su identidad como músico.
De la mano de varios poetas entre los que destaca su propia madre, Nury Taborda, Garay introduce en sus temas unas letras donde amor y política se entremezclan y en ocasiones se unen.
“Me críe en la justicia social, en el humanismo. Siempre hay en mis canciones un mensaje político o humanista, y el amor obvio, es fundamental”, comenta el percusionista que el 25 de septiembre sacará su disco “Vamos” y que define como “una nueva aventura sonora transcultural”.
Ayer el argentino y su banda, compuesta por Pajaro Canzani (guitarra), Lalo Zanelli (piano), Fabrizio Fenoglietto (bajo), Miguel Ballumbrosio (percusión) y Leandro Guffanti (saxofón), dieron al festival Tanjazz un toque latino con ritmos más cubanos que africanos y bastante alejados del jazz.
Garay, que durante su trayectoria ha tocado junto a Dee Dee Bridgewater, una de las grandes voces del jazz actual, el pianista Jacky Terrasson o el flautista Magic Malik, animó durante más de dos horas de concierto a un público con ganas de baile.
Esta noche “Garay y los Tambores del Sur” volverán a tocar en uno de los escenarios situados en el monumental Palacio de las Instituciones Italianas (Palacio Moulay Hamid) en el marco de este festival que nació en 1999 para contribuir a través de la música al diálogo entre culturas y reivindicar la diversidad del jazz.
“El hecho de estar sensibilizado con los ritmos de acá provoca que la gente se sienta identificada aunque se trate de ritmos latinoamericanos”, explica el músico en relación a sus conciertos en Tanjazz.
De esta forma, el artista toma el pulso al público y respeta la filosofía de este festival, que este año lleva como lema “el jazz de los cinco continentes”, y que tiene como finalidad abrirse a los sonidos del blues, flamenco, funky, rock, soul o swing con grupos venidos de todos los rincones del mundo.
Marta Miera