Por Brigitte Colmán
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Movidita estuvo la semana pasada.
La primera barbaridad estuvo a cargo del presidente venezolano Hugo Chávez, como ya todos saben.
De este tema se desprendió otro: la metida de pata de la dirigencia del Sindicato de Periodistas del Paraguay, SPP, que salió a justificar que Chávez no le renovara la licencia a un canal de televisión adverso a su gobierno.
Los dirigentes del SPP no se echaron para atrás, ni siquiera cuando les llovieron las quejas desde las salas de redacción y de los subgremios periodísticos (periodistas que cubren Parlamento, Partido Colorado, Poder Judicial, etc.).
Los muchachos y las muchachas se sublevaron y dijeron que esa no era una postura digna de los periodistas paraguayos, e hizo falta una asamblea para que los burócratas del SPP accedieran a sacar un nuevo comunicado.
Pero de todos, mi acontecimiento preferido de la semana pasada sucedió aquí mismo, en este diario.
El jueves 31 de mayo en la tapa se anunciaba con letras bien grandes que el Partido Patria Querida también iba a ceder el liderazgo al señor Lugo. Y agregaba que los patriaqueridistas iban a pelearles a los liberales la vicepresidencia de la República.
Porque estamos en horario de protección al menor no les voy a contar cómo le llamamos a este tipo de metidas de pata acá en la redacción. Creo que, ese día, logramos superarnos a nosotros mismos.
Esa noticia fue el resultado de una mala interpretación, y generó un pire vai tan profundo como la metida de pata, en la Jefatura de la Redacción. Pero hubo que tragarse el sapo y al día siguiente fue publicada la rectificación.
En la tapa, con letras igual de grandes y con la misma importancia, este diario admitió la errónea interpretación y pidió disculpas por el error y por los inconvenientes que pudo haber causado la publicación.
No todos los días se puede asistir al ejercicio de la coherencia en el país. Yo no recuerdo que, alguna vez, algún político haya pedido disculpas por no cumplir sus promesas electorales.
Otro ejemplo: cuando algún funcionario público es denunciado por corrupción, en el mejor de los casos es destituido, pero siempre le encuentran otro zoquete, y a otra cosa mariposa.
Es más, se me hace que, en el Paraguay, los únicos que piden disculpas son los jugadores de la selección nacional cuando son eliminados de un mundial de fútbol.
Por eso, cuando Última Hora admitió el error cometido, me sentí verdaderamente orgullosa de formar parte de esta redacción y de una vez entendí que es cierto eso que dice el eslogan del diario, eso de “leé la verdad”.
Porque hacemos nuestro mejor esfuerzo para ofrecer a los lectores información completa, imparcialidad e independencia. Y porque somos muy humanos metemos la pata, lo admitimos y pedimos disculpas.
Eso sí, hay que reconocer que, el día de la metida de pata, en la redacción hicimos nuestra la frase del filósofo autóctono, compañero de trabajo en el diario, y dijimos al unísono: “quise tragar tierra”.
Asimismo nos sentimos ese día.