26 dic. 2024

Lejos del Hambre Cero

No es la primera vez que las escuelas reciben alimentos en mal estado para los estudiantes, pero es una doble bofetada que siga ocurriendo luego de que el Gobierno destruyera un programa para instalar su cuestionado plan Hambre Cero.

Una serie de manifestaciones y hasta la toma de universidades provocaron la propuesta que finalmente impusieron el Poder Ejecutivo y los legisladores colorados. A su paso, desfinanció varios programas con la promesa de que el arancel cero, las investigaciones científicas y los fondos para salud afectados por la derogación del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) estarían asegurados.

Uno de los principales argumentos del Gobierno para apropiarse de los recursos provenientes de los excedentes de Itaipú era la corrupción imperante con el anterior programa de alimentación escolar que estaba completamente a cargo de los gobernadores e intendentes.

Santiago Peña intentó centralizar la administración del dinero, coincidentemente cuando estaba desesperado por recursos para cumplir las promesas que había hecho en campaña electoral, pero las bases coloradas que justamente copan los gobiernos departamentales y municipales se levantaron y no le quedó de otra que ceder.

La propuesta quedó en un punto medio y con más promesas de plata para sus correligionarios, aunque la administración de Hambre Cero en Central y Presidente Hayes, además de Asunción, quedó a cargo del Ministerio de Desarrollo Social (MDS).

Las fallas se evidenciaron apenas empezó a operar este nuevo programa que se vendió como una solución al problema del hambre en las escuelas. Las verduras y frutas llegaron podridas, la carne rompió la cadena de frío y pocas instituciones cuentan con heladeras y depósitos para almacenar los productos.

INDIGNANTE. Una de las escuelas afectadas se encuentra en Teniente Primero Manuel Irala Fernández, del Bajo Chaco, un territorio donde ya existen otras múltiples necesidades, además del hambre.

Jover Del Puerto es docente y encargado de Despacho de la Escuela San José Obrero. Es el único docente para 37 alumnos que cursan desde el preescolar hasta el noveno grado; esto ocurre a unos 427 kilómetros de Asunción.

Con mucha impotencia y rabia, relató a los medios la cruda realidad del Chaco con escuelas despreciadas por el Ministerio de Educación y Ciencias. En San José Obrero, faltan infraestructura, equipos y docentes, pero con el nuevo programa, el docente creía que al menos sus alumnos dejarían de tener hambre, pero llegaron alimentos solo para 22 estudiantes y varias cargas con productos podridos.

Hizo lo que pudo con lo que tenía y es una certeza que no alcanzará la comida hasta la próxima entrega. Este trato de extrema insensibilidad se ejerció desde el mismo Gobierno, que hizo promesas y hasta se burló de quienes dudaban de su plan Hambre Cero.

Para el sector progresista, el ministro de Educación, Luis Ramírez, se presentaba como un mediador frente a las intenciones conservadoras del Gobierno, que se resiste a una verdadera transformación educativa, pero apenas asumió se alineó completamente y no hizo más que legitimar las aberraciones que defienden desde hace décadas los colorados.

Con su programa impuso nuevas burocracias para el acceso a la alimentación escolar. Ahora solo pueden recibir un plato de comida los niños que tuvieron una autorización de sus padres, quienes a su vez presentaron previamente documentaciones. ¿Cómo es posible excluir a niños del campo o del Chaco, cuyos padres no pudieron hacer este trámite en una realidad completamente diferente a las capitales?

Las autoridades que defienden este modelo se muestran como tecnócratas, pero en realidad viven en una burbuja.

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Luis Carlos Irala