La directora del Centro de Adopciones resalta que actualmente hay carencias en el proceso de adopción: “Muchos de los obstáculos son las faltas de recursos en materia de equipos técnicos, infraestructura, movilidad y voluntad de los operadores. Tenemos en Central seis Juzgados de la Niñez; pero, hay gran diferencia en Juzgados Penales. Ahí te da la pauta de cómo se le valora o se le da importancia a la problemática de la infancia”.
Lo que hoy resulta un problema es el plazo en que una persona llega a adoptar.
“Oscilan entre cuatro meses a un año, salvo casos de niños con características especiales. Lo que tardan son los procesos previos a la declaración de adopción. Había casos en que tardaban cuatro años, porque todos son diferentes, algunos necesitan primero un juicio de pérdida de la patria potestad”, comenta.
Ahora, con los cambios, se busca reducir los plazos, tratando de dar respuesta al niño en un año, dependiendo del proceso judicial y administrativo.
Desde abril del año pasado se viene trabajando en el proyecto. En ese tiempo se identificaron las dificultades en cuanto al tiempo y al proceso, según refiere Verón.
“Es una ley que no solo contempla en materia de adopciones, hay unos primeros capítulos que se abocan al fortalecimiento de la familia biológica”, precisa.
PROCESO. El Centro de Adopciones, dependiente del Ministerio de la Niñez, es la institución central que trabaja a su vez con la Dirección de Protección Especial, el Juzgado, la Fiscalía y la Defensoría de la Niñez. La persona interesada en adoptar un hijo, debe ir al Centro, llenar un formulario y se le menciona los requisitos.
Ahí pasa la familia a un proceso de evaluación con un equipo técnico, integrado por abogados, sicólogos y trabajadores sociales.
Se les pregunta la expectativa de hijo que quiere adoptar. “Algunos mencionan que quieren hijos de 0 a 4 años, otros se abren a niños más grandes”, explica la directora.
Después del análisis son acreditados como postulantes para familias adoptivas. A partir de ahí, integran una lista de espera y se conforma una terna, “porque se evalúa quién es la familia más apta para esos niños”, menciona.
INTERVENCIÓN. Un niño es puesto en estado de adoptabilidad luego de una intervención ante una denuncia y se dispone su separación, o son niños encontrados en la vía pública o en un baldío sin protección. Durante este tiempo, los niños son llevados a cuidados alternativos.
Se hace la búsqueda de localización de su familia y se trabaja en cuanto al vínculo; si no, pasa a estado de adoptabilidad.
También, si una persona quiere dar en adopción, tienen que ser fundadas las razones y es ahí que el equipo técnico se pone a investigar.
ACOMPAÑAMIENTO. Cuando un menor va a ser adoptado, pasa por un acompañamiento con expertos y trabajadores sociales.
Refiere La sicóloga Alma Vera que la mayoría de las familias están abiertas a niños de hasta 3 años y no tanto a adolescentes; por eso, estos pasan más tiempo en los lugares de abrigo.
En cuanto a cuidados alternativos que reciben algunos niños que están para ser adoptados, que pasaron por intervenciones, hay quienes están en lugares de abrigo. Menciona Vera que todos tendrían que ser acompañados.
“Mientras menos tiempo estén ahí (en los hogares) mejor, porque el daño que ellos tienen ya antes de llegar ahí es un trauma que no está siendo tratado”, afirma.
Opinión
Trabajar desde la niñez en la educación
“Si nosotros hoy nos preocupamos por la infancia, en darle una vida sana y protegida a los niños y niñas, no vamos a necesitar tantos Juzgados Penales, ni penitenciarías, porque si trabajamos desde la niñez en la educación, esas problemáticas no van a ser tantas en 20 o 30 años, pero tenemos que lograr que todas las autoridades le den ese valor”, puntualiza Dora Verón, directora del Centro de Adopciones. Dora Verón, directora.
“Familia de acogida es buena opción”
Ser una familia de acogida es una opción para algunos niños, cuyos procesos están siendo judicializados.
Los cuidados alternativos, que duran entre 3 a 8 meses o más, son para aquellos separados de sus familias biológicas. Se da una denuncia de padres que no le están cuidando bien al niño, entonces, desde ese momento el Estado interviene, a través de la Defensoría.
Se evalúa la situación y si constata que el niño está en peligro si sigue con su familia, entonces se evalúa si él puede retornar o no. Cuando no está con su familia, se necesita de alguien que le cuide.
La coordinadora de Acogimiento Familiar, Liz Rojas, dice que ahora hay 74 niños en familias de acogida.
“Es increíble cómo un niño en tan solo una semana cambia mucho, la sonrisa, la alimentación y la salud. Cuando estás bien cuidado y querido, eso hace que hasta tu salud mejore”, señala Rojas.
Refiere que es siempre mejor que un niño se desenvuelva mientras tanto en una familia y no precisamente en instituciones.
En las primeras experiencias de acogimiento familiar ya se pudo identificar que los niños crecen mejor en un ambiente familiar.